Misterios de la interna del PJ bonaerense
Hace pocas horas los intendentes de San Martín, Gabriel Katopodis, y Bolívar, Eduardo “Bali” Bucca, telefonearon a Florencio Randazzo para organizar una reunión -que tendría formato de cena- entre éste y el llamado Grupo Esmeralda, que ambos jefes comunales integran. Es el sector del PJ bonaerense que quiere despegarse de la ex presidenta Cristina Kirchner y anhela que el ex ministro de Transporte salga a la cancha para liderar un proceso de renovación interna que lo cuente como candidato a senador nacional en octubre. La fecha de la cita se conserva en estricto hermetismo pero se supone inminente.
Para casi todos los jefes comunales del Esmeralda el encuentro con Randazzo se antoja imprescindible después de la repercusión que tomó una comida, que se suponía reservada, con el ex gobernador Daniel Scioli. En varias mesas de café más de uno se ha lamentado de encontrarse con el ex motonauta. Es que, por más esfuerzos que haga Scioli por mostrarse ecuánime, en el mundo PJ él es lo mismo que Cristina.
“Al menos si te juntás con Ella sabés que estás hablando con alguien que decide algo, que tiene cierto armado propio; pero Daniel carece de todo eso”, explica a este diario, impiadoso, un vocero oficioso del Grupo Esmeralda. Además de los mencionados Katopodis y Bucca, integran esta mesa Juan Zabaleta (Hurlingham), Juan Pablo de Jesús (Partido de la Costa), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Martín Insaurrlade (Lomas de Zamora).
El lomense es sindicado, precisamente, como el impulsor de aquel encuentro semi clandestino con Scioli que, se reitera, para el resto resultó improductivo.
Se le adjudica además cierta ansiedad “desmedida” por definir candidaturas para octubre. Concretamente, se dice en este grupo de jóvenes intendentes con ímpetus renovadores que Insaurralde pretende encabezar, él mismo, la oferta legislativa del sector en el caso de que Randazzo demore su decisión más de la cuenta. No es un secreto: entre ellos dos existen rispideces, pero los voceros de ambos estiman que son perfectamente solucionables.
Insaurralde saca pecho entre sus colegas porque se sabe el mandamás de uno de los distritos prácticamente inexpugnables para la alianza oficialista Cambiemos. Lomas de Zamora es, en efecto, una de las pesadillas electorales del Gobierno en la Tercera Sección Electoral de la Provincia. La otra es, claro, La Matanza.
Randazzo estaría esperando que pase la ebullición política y la atención mediática que genera el prolongado conflicto con los gremios docentes para sacar la cabeza. Ha avisado a los propios que tendrá el apoyo firme de los gremios del transporte, frecuentes interlocutores suyos en sus épocas de ministro del área. Una forma de incluir al “movimiento obrero” en su cruzada.
Muchos en su entorno creen que su eventual candidatura, aún cuando se trate de un cargo legislativo, debe estar acompañada de cierto bagaje conceptual que fortalezca su figura y lo muestren como un dirigente que pueda aportar diagnósticos y soluciones sobre las problemáticas provinciales y nacionales.
Allí anda Randazzo, pues, en diálogos de trabajo sobre seguridad con el especialista Marcelo Saín, un escudero del garantismo, o en evaluaciones económicas con el ex ministro de Economía de la Nación durante la gestión de Néstor Kirchner, Miguel Peirano.
Ningún randazzista lo admitirá públicamente pero sobrevuela allí, como un fantasma, la figura de Sergio Massa quien desde su Frente Renovador gusta mostrarse como un gran armador de equipos de trabajo. Massa es, puertas adentro, el dirigente por el que Randazzo probablemente siente más desprecio personal.
El PJ provincial se vio relativamente agitado la semana pasada cuando trascendió la posibilidad de que la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, termine siendo el crédito del kirchnerismo para ir a una Primaria Abierta justamente contra Randazzo. Magario lidera otro grupo de intendentes peronistas, los Fénix, afines a la ex presidenta.
La idea de “Magario candidata” supone, naturalmente, que Cristina no será postulante, aún cuando en algunos distritos del conurbano –los del Grupo Fénix por ejemplo- conserva una respetable intención de voto. Una encuesta que le adjudicaba a la matancera una sorpresiva adhesión popular circuló con fruición entre políticos y periodistas.
En el PJ no K sindican a “los pibes de La Cámpora” como autores intelectuales de la circulación en masa de esos números beneficiosos para Magario. El motivo, según esa visión: si la jefa máxima no va a jugar ellos quieren tener una carta fuerte a mano. O para dar la pelea o para negociar una eventual unidad con el no kirchnerismo.
Sobre ésta última posibilidad, circula el rumor de que existe interés de CFK y su entorno por reunirse a conversar con los Esmeralda, que suelen decir que la ex presidenta no puede liderar un proceso que se presume renovador. Y que incluso habría existido un primer contacto informal, que no fue a través de Scioli. Suele decirse que en política todo es posible pero la historia reciente de Cristina y su volcánica personalidad parecen suficientes para desmentir esa tesis.