Lunes a la tardecita. Las oficinas porteñas de Florencio Randazzo, sobre la calle Bolívar, sirvieron para realizar lo que en los hechos fue una de las primeras reuniones en las que prácticamente todos los sectores del PJ bonaerense se vieron las caras.
La agenda más inmediata imponía abocarse a lo que se concretó anteayer: acercar a la gobernadora María Eugenia Vidal la idea de que el gobierno provincial pegue un giro en su lógica de alianzas legislativas y se vuelque al peronismo, en lugar de privilegiar el acuerdo preexistente con el Frente Renovador de Sergio Massa.
El PJ propuso (y seguirá haciéndolo hasta el último minuto) unificar todas sus almas en Diputados y Senadores para votar el Presupuesto 2017 y el endeudamiento que necesita Vidal a cambio de la vicepresidencia primera de la Cámara Baja, que debería ir para un renovador según lo pautado apenas asumió Cambiemos en la Provincia.
Más allá del resultado de esta movida, que anteayer parecía caída por la negativa de Vidal, podría ser un error limitar aquel encuentro del lunes -en el que se sirvieron medialunas, mate y café- sólo a la disputa por aquel cargo importante del Legislativo provincial.
Mientras Massa se convierte en una suerte de “Enemigo Público Número 1” del Gobierno nacional después de imponer su proyecto sobre el impuesto a las Ganancias en el Congreso, el PJ provincial inicia ejercicios de acomodamiento interno que podrían terminar con una estrategia de unidad de cara a las elecciones legislativas del año próximo. Es justamente lo que no quieren los operadores de Cambiemos, que sueñan con una oferta justicialista dividida.
A las oficinas del ex ministro de Transporte confluyeron nombres de todas las tribus que hoy componen el PJ bonaerense, algo impensado apenas meses atrás.
El llamado Grupo Esmeralda acercó a los intendentes Juan Zabaleta (Hurlingham), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Gabriel Katopodis (San Martín). El Movimiento Evita estuvo representado por el diputado provincial Fernando “Chino” Navarro. Su colega Walter Abarca, del PJ legislativo, llegó con Julián Domínguez, quien fuera eterno rival seccional de Randazzo y que hoy aparece como un aliado. También estuvieron, si se quiere representando a los “Barones” del Conurbano, el titular del PJ provincial, Fernando Espinoza; su pupila e intendenta de La Matanza, Verónica Magario; y el jefe comunal de Ituzaingo, Alberto Descalzo.
Pero el dato acaso más fuerte fue la presencia de los líderes de La Cámpora, Eduardo “Wado” de Pedro y Andrés “Cuervo” Larroque. Imposible que esas presencias no fueran avaladas por la ex presidenta Cristina Fernández y por su hijo Máximo Kirchner, con quien Randazzo habla mucho más de lo que se sabe.
“Es la primera foto de un camino”, explicaban en el PJ sobre aquella instantánea del lunes, que en realidad nunca tuvo forma de postal para no generar expectativas apresuradas.
La cuenta que hace Randazzo es real: si se unen todos los espacios peronistas que componen el mundillo legislativo provincial y que hoy están distanciados, el PJ se convertiría en el espacio opositor más importante, por arriba del massismo.
Anida en “El Flaco” una tirria visceral contra el propio Massa, se admite en su entorno. Para él, el triunfo de la movida en cuestión no sería tanto el salto que daría el PJ a la categoría de “gran partido” opositor a Vidal sino la ruptura de los acuerdos de gobernabilidad que el tigrense tiene con la gobernadora y su consiguiente debilitamiento político. Acuerdos que, aparentemente, seguirían vigentes.
Un dato adicional: Vidal se ganó una cuota más de respeto entre los peronistas bonaerenses, que barajaban el dato de que la gobernadora se le habría plantado al mismísimo Mauricio Macri para respetar sus acuerdos con Massa.
Al Presidente, explican en fuentes políticas, le habría gustado un “escarmiento” para el líder renovador en tierra bonaerense luego de la saga por el proyecto de Ganancias.
En cierto punto, para los alcaldes peronistas, incluso los que impulsan a Randazzo como candidato legislativo el año próximo, toda esta pelea de poder en la Legislatura fogoneada por el ex ministro del kirchnerismo podría convertirse en una suerte de encerrona si no tiene el desenlace esperado.
Dudas que surgen en las mesas justicialistas: ¿Pueden realmente los jefes comunales, que necesitan fondos para gobernar en el año electoral, no acompañar la votación del Presupuesto si el PJ no obtiene la vicepresidencia primera de Diputados? ¿Será la “zanahoria” de ese eventual cargo el único factor de unidad entre todos los sectores internos? Misterios que se develarían antes del final de este año.
TRASTIENDA POLÍTICA
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