Casi como una señal de alerta por el posible regreso de los fantasmas de finales del siglo XX, un club de trueque apareció en las últimas semanas en la ciudad de Chivilcoy.
El Club de Trueque comenzó a ganar espacio al compás de las protestas sociales y los piquetes a fines de los '90 y principios del nuevo milenio, cuyo punto cumbre fueron los días 19 y 20 de diciembre de 2001.
Donde hay un club de trueque, hay pobreza. Mario Galún es músico y tiene un local de fabricación y venta de pizzas en la calle 28 Nº 180. Reconocido por su cercanía con los sectores populares. "El martes pasado hicimos la primera experiencia del club y se juntaron alrededor de 40 personas”, declaró al diario local La Razón.
Galún agregó que la convocatoria se hizo a través de las redes sociales, con vecinos del barrio San José y de otros sectores de la ciudad. "Muchos ya se anotaron para el domingo (mañana). La idea es hacerlo el domingo porque la gente no tiene la preocupación de tener a los niños en la escuela, a las dos de la tarde es complicado un día de semana”.
Detalló que el sistema del trueque es "mano a mano” y que no se permiten cambiar elementos como celulares o motos que a veces las personas desean canjear ya que estas mercancías pueden presentar fallas.
"Permitimos ropa, comestibles, elementos como colchones, cunas, camas, la idea es que la gente tenga, al menos, la comida asegurada, porque hoy en día está bravo el tema del bolsillo. Ese es el objetivo, que los vecinos puedan sobrevivir”, enfatizó.
Galún aclaró que no se usan bonos, como en un momento ocurrió en los Clubes de Trueque. También dejó en claro que "no se trata de perjudicar al comercio", sino de asistir a quienes lo necesitan, con bienes de primera necesidad, como comida o vestimenta.
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