Primero fue un grito seco y después, varios pedidos de auxilio. Nadie acudió.
En la madrugada de ayer, mientras una fuerte tormenta se abatía sobre la ciudad, un joven de 25 años, identificado como Carlos Rodrigo Utrera, recibió una certera puñalada a la altura del tórax. El cuerpo fue encontrado sin vida en la calle Quintana, entre Jean Jaures y Juan B. Justo, cerca de las 7.30 (se presume que el asesinato habría ocurrido alrededor de las 4.30), por un vecino que se dirigía a su trabajo y dio aviso al 101.
En el barrio nadie parece haber escuchado nada y los datos aportados a la justicia parecen no ser de relevancia. Una versión recogida en el lugar del hecho alude a una frenada brusca de un vehículo y posteriormente, desesperados pedidos de ayuda, pero los testimonios no arrojan mayores precisiones.
Al llegar al lugar, la Policía dio vuelta el cuerpo del joven, que estaba “muy mojado y con barro” –revelaron fuentes policiales a este diario-. “Había poca sangre”, agregaron las fuentes.
El “puntazo” había sido fatal y las horas del cuerpo tendido a la intemperie, bajo un intenso chaparrón, “lavaron” la escena, situación que dificulta aún más el trabajo a los peritos del caso, explicó una fuente con acceso al expediente judicial.
En lo que va del año, ya suman ocho los asesinatos cometidos en nuestra ciudad, a razón de casi uno por mes (ver nota aparte).
Sin pistas firmes
La fiscal que investiga el hecho, doctora Isabel Carniel, de la UFIJ 8, afirmó ayer en diálogo con DEMOCRACIA que por ahora todo “es pura investigación”, y que se aguardan los resultados de pericias y de la autopsia para avanzar en el desarrollo de la pesquisa.
En concreto, por el momento no hay pistas sobre él o los culpables de este salvaje asesinato, y se desconoce cuál pudo haber sido el móvil, aunque para los funcionarios municipales y la Policía no habría sido, en principio, un robo, ya que el joven “conservaba el celular y 12 pesos”, aseveraron.
No obstante ello, la fiscal aclaró que no se descarta ninguna hipótesis.
Itinerario nocturno
Fuentes cercanas a la investigación revelaron a este diario que Rodrigo habría estado en la noche del viernes último en la cantina de la sede social del club Defensa. Luego, “hasta las 3.30 aproximadamente, estuvo en el club Sirio de calle Belgrano”, relató la fuente. “Y a las 4.13, las cámaras de videovigilancia lo muestran cruzando por Rivadavia y Uruguay, hacia la Unnoba”, agregó la fuente. Esa es la última ubicación registrada a ciencia cierta por los investigadores, antes de ir a parar al lugar donde terminó trágicamente, en Quintana 752, en la bajada del garaje de una vivienda.
Hijo único
Rodrigo era hijo único. Vivía con su abuela en la calle Italia.
Su padre, Carlos, en medio de un profundo dolor, expresó: “Era mi único hijo, cuando él tenía 12 año nos tocó enterrar a su madre”.
Quienes lo conocieron y compartieron momentos con él, lo recordaron ayer como “un chico muy bueno”, que no tenía problemas con nadie, por eso su asesinato causa aún más estupor y desconcierto.
Fanático del club Defensa de Junín, de River y de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, sus restos fueron enterrados ayer en el cementerio, en medio de un profundo pesar.
Según pudo recabar este diario, Utrera no tenía antecedentes penales de ningún tipo. “Trabajaba con el padre, en la distribución y reparto de galletitas para supermercados y despensas de nuestra ciudad”, afirmó un allegado a la familia.
Para hoy, en tanto, se esperan los resultados de la autopsia, que podría arrojar un poco de luz en una investigación que, por el momento, está casi en foja cero.
La sociedad, en su conjunto, reclama que éste hecho no pase a engrosar la lista de crímenes impunes en nuestra ciudad.
ASESINATO EN BARRIO BELGRANO
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La víctima, que recibió un “puntazo” fatal en la zona del tórax, fue identificada como Carlos Rodrigo Utrera. Fue encontrado sin vida a las 7.30 de ayer, en Quintana al 700. El hecho fue caratulado “homicidio”. No hay pistas de los culpables.
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