A pocas horas del escruche que el jugador de Boca, Marcos Rojo, sufriera en su casa del “Country Miralagos”, otro episodio con tintes muchos más violentos tuvo lugar en un barrio cerrado de Presidente Perón, en el sur del Conurbano. Se trata de “San Eliseo”, situado en la ruta 58, donde cinco delincuentes sembraron el terror y torturaron a un empresario gastronómico frente a su mujer y sus hijas.
Según relató la propia víctima, el asalto comenzó a la 1 de la madrugada, cuando la banda redujo a la empleada doméstica y seguidamente fue hasta la habitación del matrimonio.
Cargaban armas cortas y tenían las ropas llenas de barro, y sospechan que habrían cavado un túnel para atravesar el alambrado perimetral (electrificado) del predio.
“Fue increíble, nos sorprendieron a mi mujer y a mí en la habitación”, sostuvo Maximiliano Ferrari (41) a la prensa. El titular del Instituto Gastronómico Internacional señaló que “reunieron a mis hijas (gemelas) de 7 años con nosotros y fue entonces cuando comenzó el calvario”.
Dos de los intrusos permanecieron con su mujer mientras los tres restantes descendieron a la planta baja con él. Para evitar que dañen a su familia, el dueño de casa les aseguró que tenía dinero en efectivo en su auto.
Lo que no sabía era que, mientras tanto, la otra parte de la pandilla torturaba a su esposa de una forma cruel. “Le arrancaron seis uñas de las manos”, manifestó Ferrari, todavía sin poder dar crédito a lo sucedido.
Durante todo el tiempo que estuvieron en el inmueble, los ladrones se mostraron agresivos. “Cuando vuelvo a subir, nos golpearon porque buscaban más dinero”, agregó.
La situación llegó a tal punto, que una de las nenas intentó intervenir para que dejaran de lastimar a sus padres. Fue entonces cuando todo se tornó todavía más violento, porque uno de los sujetos la golpeó. Y, tanto Ferrari como su esposa, reaccionaron.
Se arrojaron sobre los malvivientes y “a puñetazos y mordidas” consiguieron que las golpizas se detuvieran. Como ya no podían seguir con el sometimiento, la banda decidió que era momento de escapar.
En el medio de la fuga, uno de ellos efectuó al menos tres detonaciones. Y, conforme reveló Ferrari, “lo más sorprendente es que el comando de San Vicente y el comandante de Guernica se pelearon por abandonar el lugar”.
Su esposa fue trasladada a la clínica Los Arcos, donde la asistieron por el maltrato sufrido.
Por otra parte, los investigadores sospechan que esa misma noche, otras dos casas fueron asaltadas por el mismo grupo.
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