Héctor Raúl González
Héctor Raúl González
COMO EN EL CASO BELSUNCE, PERO EN LA PLATA

Lo velaban como muerte natural y lo habían matado

La operación de autopsia confirmó que el deceso se produjo por ahorcamiento. Estaba internado en un neuropsiquiátrico. Estupor

La operación de autopsia despejó todas las sospechas y confirmó lo que muchos descubrieron en el velatorio de Héctor Raúl González: al hombre de 68 años, que despedían por una “muerte natural”, en realidad, lo habían asesinado.

Como este diario informó en exclusiva en su edición anterior, por orden de la fiscal Betina Lacki se llevaron el cuerpo de una cochería de la calle 12 entre 68 y 69, en medio del estupor de los deudos y demás allegados a la familia.La razón que motivó la medida, después de una serie de llamados telefónicos y, el revuelo que se registraba en el lugar, fue una especie de surco, que observaron en el cuello de González.

Se trataba, ni más ni menos, que el rastro de un ataque homicida.

Los forenses fueron contundentes en su informe: el hombre murió de asfixia por ahorcamiento.

Estaba internado en la clínica neuropsiquiátrica Santa Teresa de Ávila, situada en la calle 61 entre 1 y 2.

Desde esa institución, desde donde mantienen silencio a la espera de las novedades que surjan de la causa, un sobrino de González recibió el aviso del fallecimiento.

Gladys, hermana de la víctima, indicó que “le dijeron que lo habían encontrado muerto en un baño. Él fue e hizo los trámites para el velatorio. Parecía todo por causas naturales. Eso le habían dicho. Pero mi otra hermana, cuando lo estábamos despidiendo, le desprendió la camisa y vio que tenía dos marcas”.

“Ahí nos llamó y decidimos hacer la denuncia. La autopsia descubrió que había muerto por asfixia”, agregó.

Lo que la Justicia deberá determinar ahora es la autoría del crimen y si existió una cadena de encubrimiento, al margen del berenjenal en el que está metido la médica que certificó la defunción como “no traumática”.

Qué pudo haber pasado dentro de la clínica donde González llevaba más de tres años internado, es lo que pretenden determinar los detectives del Gabinete Homicidios de la DDI local, con una serie de medidas de prueba.

Por un lado, verificar la existencia de cámaras de seguridad y, por  el otro, la recepción de declaraciones testimoniales.

¿González pudo haber sido atacado por un cuidador? Nadie lo descarta. ¿Pudo haber sido otro paciente psiquiátrico el responsable de su asesinato? Es otra de las hipótesis en danza.

“De la clínica nadie nos llamó. Por eso tenemos que actuar con la Justicia. Espero que encuentren al culpable”, sostuvo Gladys con la voz entrecortada por el dolor.

“Mi hermano padecía de esquizofrenia, por eso estaba internado. Espero que se descubra la verdad, que se haga Justicia y que aparezca el asesino”, concluyó la mujer.

Este hecho, demás está decirlo, trae ciertas reminiscencias de ese homicidio oculto en un accidente doméstico registrado en 2002 en el country Carmel de Pilar. La socióloga María Marta García Belsunce, con cinco tiros en la cabeza, estaba siendo velada por un resbalón fatal.

Sin embargo, en su camino se cruzó un criminal, del que aún hoy, más allá de las sospechas, nada se sabe.

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