Los incendios de pastizales no dan tregua en Junín. En efecto, ayer, al menos tres focos ígneos debieron ser sofocados por personal de Bomberos de nuestra ciudad en la zona de Ruta 7 y Ruta 188, camino a la Laguna y en Ruta 65, a la altura de la Rufinita.
Cabe destacar que durante la semana, los vecinos de las quintas vivieron momentos de tensión y angustia debido a la cantidad de quemas de pastos secos.
Con los bomberos saturados de trabajo, mientras recibían decenas de llamados, en muchos casos, los mismos vecinos, en coordinación con efectivos policiales, se hicieron cargo de proteger sus viviendas utilizando el agua de la pileta, mangueras de riego y baldes.
Los distintos focos ígneos, iniciados en pastos secos de predios rurales a la vera del Camino a la Laguna, se hicieron sentir también en los barrios de la Ciudad, hacia donde la humareda fue desplazada por las fuertes ráfagas provenientes del sur de la Provincia.
Además, otros fuegos intencionales, en la zona de Ruta 188 y Pastor Bauman y camino a Agustina, debieron ser intervenidos por personal de Bomberos de Junín, debido a que las flamas habían empezado a devorar todo a su paso.
Los días ventosos, como los que están azotando a la Región, elevan el riesgo y peligro de ocasionar graves incendios, a raíz de las quemas “controladas” de pastizales secos que en esta época fría del año abundan en los campos.
En muchas ocasiones, las llamas fuera de control provocan pérdidas importantes en la flora y fauna, y también ponen en riesgo la vida humana. Además, contaminan los asentamientos poblacionales cercanos con las columnas de humo, como ocurrió en las primeras semanas de agosto.
Estas acciones se realizan generalmente para renovar la vegetación seca o como método de limpieza. Sin embargo, aunque se hagan de manera inspeccionada, destruyen el ecosistema, incluyendo toda la biodiversidad existente, como aves o mamíferos que habitan y utilizan como protección al pastizal pampeano.
Al daño del ecosistema se suma el humo que contamina el aire y emite gases de invernadero. El material creado, la ceniza, produce daños a la salud, como la dificultad para respirar, y en muchos casos ha traído problemas para transitar en rutas y caminos rurales, ya que se reduce la visibilidad.
Si bien esta práctica es rápida y económica para limpiar los terrenos de malezas, a la larga puede perjudicar al terreno mismo afectando la microfauna y la biodiversidad que pueda tener ese suelo.
Pasto negro
Hace dos años, un voraz incendio generó temor en el barrio Cerrito Colorado Norte de nuestra ciudad. Enormes llamaradas, impulsadas por fuertes ráfagas de viento y montes de álamos y eucaliptus hirviendo, se entremezclaron con densas cortinas de humo gris, mientras los vecinos trataron de proteger los perímetros de sus casas con baldes y mangueras.
Ni bien comenzó el foco ígneo, los bomberos de Junín recibieron el alerta y llegó una dotación con dos efectivos. Nuevos llamados de vecinos reclamaban más dotaciones, advirtiendo que el viento podría generar un escenario devastador.
Después de eso, todo fue desesperación. La única dotación presente en el barrio había sido superada completamente por el fuego, que raudamente saltaba por los álamos y se acercaba a las casas.
Baldes, cestos, matafuegos de los vehículos, mangueras de jardín, agua de las piletas, a todo eso acudieron los vecinos para frenar el incendio y evitar que las llamas llegasen a las casas.
Minutos más tarde, cuando el fuego ya se había esparcido por calle Luciérnagas y se dirigía, impulsado por el viento, en dirección a Los Naranjos (calle de ingreso al club Banco Provincia), se hicieron presentes más dotaciones de bomberos de Junín –cuatro en total-, y los bomberos voluntarios de Baigorrita, junto con cuadrillas municipales para poder controlar la situación.
COMENTARIOS