En la tercera jornada del juicio por la trágica muerte de la mujer embarazada y su pequeña hija en un terrible accidente, ocurrido el 2 de septiembre de 2016, tendrán lugar los alegatos, desde las 11, en el cuarto piso de los tribunales de Junín.
El miércoles pasado, en la segunda jornada del juicio contra Abel Lucero, por la muerte de Valeria Moravito, embarazada de siete meses, y su hija Clara, de dos años, declararon los peritos toxicológicos y aseguraron que, al momento de realizar las pericias, el conductor tenía 1.6 de alcohol en sangre (el máximo permitido para conducir un vehículo es de 0.5). De esta manera, se confirmó que el hombre que embistió con la camioneta F100 a la mujer y su pequeña hija estaba alcoholizado.
El fatal siniestro
El hecho ocurrió el 2 de septiembre, cerca de las 20, en la Ruta Provincial 65, cuando el conductor Abel Lucero colisionó con su camioneta F100 al auto Peugeot 207, en el que circulaban la mujer y su hija, quienes regresaban a su casa, ubicada en la localidad de Arribeños, desde General Arenales.
“Mi vida era todo felicidad con Valeria y mi hija, con quien siempre íbamos cantando cuando la llevaba al jardín. El día del siniestro almorzamos juntos para disfrutar, y a las 15 se fueron hacia Arenales a visitar a su hermana. Era una ruta que mi mujer conocía bien porque la transitaba todos los días”, declaró con lágrimas, Hugo Martínez, esposo y padre de las víctimas.
“A las 19.15, me envió un mensaje que estaba por volver a Arribeños, pero primero iba a pasar por un negocio a comprar una camisa que yo necesitaba para una celebración. Me entré a bañar y a las 20 me llama su hermana diciendo que habían sonado las sirenas de los bomberos y le dije que se quedara tranquila”, recordó.
“En ese momento llamé al teléfono de Valeria y un policía lo atendió y escuché que había habido un accidente, que cortaron la ruta y que había fallecidos. En ese momento nunca pensé que era ella. Llamé a un amigo para que me lleve al lugar y ahí me di cuenta de todo”, expresó con dolor.
“Yo le pedía que saquen a la bebe de 2 años y me decían que tenían que esperar a los peritos. No se lo deseo a nadie. En estos tres años no me puedo levantar, y cuando lo hago me pregunto ‘para qué te levantás si te robaron todo’”, apuntó.
“La bebé en camino se iba a llamar Inés y ya teníamos la pieza preparada. No se puede explicar lo que yo siento en estos días. A los siete meses, falleció mi madre de un paro cardíaco: no resistió verme sin ganas de vivir, no lo soportó”, admitió.
“Estoy convencido de que la tragedia podría haberse evitado. Tenemos que pensar que la vida del otro vale y a mí me llevaron tres vidas. Actuemos con respeto y pensando en el prójimo. Muchas veces me pregunto por qué sigo parado. A los que tienen hijos les pregunto cómo hacen para estar media hora sin ellos y yo hace tres años que no los tengo”, expresó.
“Intentó huir del lugar”
Los testigos que presenciaron la escena declararon que Lucero intentó darse a la fuga argumentando que "se encontraba trabajando y no tenía nada que ver con lo sucedido".
El imputado por “Homicidio simple con dolo eventual”, según los testigos, había participado de una comida en la localidad de Arribeños con compañeros de trabajo.
“Salía del campo hacia Arenales, me sobrepasó un auto que se tira a la banquina y luego veo a los accidentados. Descendí, había silencio, y vi al hombre de la camioneta haciendo para atrás y adelante a unos 15 metros de la ruta, ya que estaba encajado cerca del alambrado”, afirmó Alejandro Carusso.
“Me pidió ayuda para sacar su vehículo porque tenía que ir a trabajar y me preguntó qué hacía el Peugeot 207 volcado. Fue muy confuso porque su camioneta estaba en marcha y el auto destrozado. Estaba muy oscuro, pero la trompa de esa utilitaria estaba marcada, pero él insistía en que no tenía nada que ver”, agregó. “Me dijo ‘yo estoy medio shockeado, pero no tengo nada que ver’”, declaró.
“Sacame de acá”, le dijo Lucero a Ricardo Giles, otro conductor que detuvo su marcha en el lugar del hecho.
“Le apagué la camioneta y le dije que no podía irse. Le trabé la puerta hasta que llegó la policía y decía que estaba trabajando. Tenía roto el guardabarro y la trompa. Era una camioneta del ferrocarril con las ruedas para acoplarse a las vías. Había olor etílico cuando le hablaba dentro del habitáculo y tenía sangre en el rostro”, dijo.
Planimetría
“La subteniente de Policía Científica, Romina Mansilla, sobre la planimetría, explicó: “Las huellas de la camioneta, que miraba hacia Arribeños, hasta la tranquera tenían una longitud de 13 metros. El auto, que quedó orientado hacia Arenales tenía una huella de 8 metros de longitud hasta la Ruta”.
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