Con un cuchillo de cocina, Jonathan Casazza, de 27 años, terminó brutalmente en la madrugada del sábado con las vidas de su madre y su abuela, Rosana Casazza (55) y Marta Beatriz Casazza (75), respectivamente.
Con el torso desnudo y ensangrentado, y dos cadáveres todavía calientes, a las 5.50, el homicida fue hasta la estación de servicios de Rivadavia e Intendente de la Sota, compró cigarrillos, una caja de profilácticos, y le confesó el crimen a la empleada. “Ya me siento realizado, maté a mi mamá y mi abuela”, se descargó.
Y minutos más tarde, el asesino, que estuvo internado en 2015 y con tratamiento psiquiátrico ambulatorio, fue interceptado por un móvil policial y detenido en esa misma esquina; trasladado al Hospital Interzonal General de Agudos de Junín, debido a una “crisis psiquiátrica y emocional” explicó el fiscal Esteban Pedernera a Democracia.
“Tenía un estado de descoordinación psicomotriz absoluto, estaba desorientado en tiempo y espacio, tembloroso, excitado y verborrágico, con un lenguaje de mucho delirio. Se llamó a una médica psiquiatra para que lo analizara, para ver si podía declarar”, agregó.
Actualmente permanece internado en el Hospital Interzonal donde la Dra. Elsa Gómez Panizza determinó que el paciente entró con un cuadro de psicosis crónica. "Nosotros vamos a pedir un traslado para una internación más específica y farmacológica”, afirmó Pedernera.
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Psicótico y esquizofrénico
En relación al estado de salud mental que presentaba Casazza, al ser examinado por los médicos del HIGA, Democracia pudo saber que el joven de 27 años permaneció internado en una clínica psiquiátrica de Junín debido a una descompensación psicótica que sufrió hace más de tres años.
“Es hijo de una madre enferma de esquizofrenia, al igual que él. Al momento del crimen estaría descompensado psicóticamente y no se sabe si estaría ahora con el tratamiento ambulatorio que tenía que seguir luego de estar internado”, expresó un médico conocedor de la historia clínica del joven Casazza a quien supo atender en su momento.
Puntualmente aclaró que “dentro de la psicosis se engloban muchas enfermedades, y una de ellas es la esquizofrenia. Hay esquizofrénicos que están equilibrados y no tienen productividad psicótica”.
Cabe destacar que mientras trabajaba en un supermercado céntrico como repositor de góndolas durante 2015, Casazza sufrió “una descompensación psicótica con delirios y alucinaciones. Luego estuvo internado más de un mes, se compuso y se le solicitó un tratamiento ambulatorio”, informó el profesional.
“Luego del alta, retomó el trabajo en el supermercado, y unos meses más tarde lo despidieron”, aseguró. Y agregó: “Luego del despido, el joven tendría que haber seguido el tratamiento, ya que la cobertura de la obra social tiene vigencia por seis meses más”.
Según expresó el médico, la abuela era quien sabía de los problemas que tenía. “La abuela era la que se ocupaba y era quien estaba detrás de él porque la madre no lo podía hacer, ya que también sufría de esquizofrenia”, indicó.
“No es común que un psicótico llegue a un episodio como este. Pero cuando llega, ves que el hecho realmente es tremendo. Los psicóticos no andan matando gente o suicidándose, pero cuando sucede es muy grave”, subrayó.
“No se sabe si ahora estaba tomando algún medicamento. Tras este homicidio, en un principio se estudia si tuvo un problema psicótico orgánico”, declaró el experto consultado. Y confirmó: “La psicosis es una pérdida del contacto vital con la realidad. Además puede ser inducida mediante sustancias tóxicas externas como el éxtasis, LSD o la cocaína”.
Cabe destacar que la causa fue caratulada como “Doble homicidio calificado por el vínculo y robo simple en concurso real”, hecho que ocurrió, según las pericias, entre las 3 y las 5.45 en la vivienda situada en Rivadavia 1011, donde vivían el agresor y las víctimas fatales: su madre y abuela.
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