Un grupo de cuatro delincuentes, disfrazados de policías, había ingresado a la Comisaría Primera de la localidad bonaerense de San Justo, La Matanza, el domingo 30 de abril a la madrugada para liberar a uno de sus cómplices, Leandro Aranda, que se encontraba detenido en ese lugar, objetivo que no lograron.
Al tratar de liberar a su compañero, se originó un enfrentamiento a tiros en el que la sargento primera Rocío Villarreal recibió un disparo en el abdomen y resultó herida.
La joven novia de Leandro fue detenida en la puerta de la comisaría cuando fingía ser una curiosa, camuflada entre los vecinos y los medios televisivos que se acercaron hasta la dependencia.
En su poder tenía un celular con audios y mensajes de texto que había intercambiado con su novio, en los que se detalla el ataque que habían planeado. El aparato del detenido fue encontrado en el calabozo, gracias al cual se pudo reconstruir lo sucedido.
También fueron detenidos Bruno Postigo Marullo (19), Gonzalo Fabián D'Angelo (22), Daniel Alberto Rodríguez (32) y Noé Nicolás Castillo (30) y un menor de 15 años. Además cayó Leticia Analía Tortosa (37), abogada de Aranda, acusada de haberle facilitado a su defendido el celular que se usó para planificar el golpe.
Los investigadores creen que la banda planeaba rescatar al detenido que está acusado por el “homicidio” de quien sería el sobrino de un narcotraficante, quedándose con 70 kilogramos de cocaína y 100 mil dólares en efectivo por lo que estaba amenazado de muerte.
Miedo a la muerte
El temor era justificado. Leandro Aranda (22) sabía que ese sería su destino si pisaba una prisión. Su novia, Zahira Ludmila Bustamante (19) y el resto de la organización, también. Por eso, la urgencia y la desesperación de un rescate mal planeado, con la violencia como única premisa.
Bustamante –a través de una carta que difundió su abogado, Jorge Irineo– confesó: “Leandro tenía miedo de que lo mataran en un penal y por eso yo le prometí: ‘Quedate tranquilo mi amor, yo te voy a sacar’”.
El 25 de agosto de 2017, un hombre bajó de un vehículo y le pegó “dos o tres tiros en el rostro y otros tres en el cuerpo” a Nicolás Ojeda y escapó con su cómplice (Rodríguez) tras la ejecución. Según los detectives que participaron en el caso, Aranda –quien habría hecho los disparos– buscó silenciar a la víctima, ya que habían robado 70 kilos de cocaína y 100 mil dólares de la guarida de un narcotraficante en Villa Cildañez, de Lugano.
Según trascendió, Ojeda, temeroso a las represalias, habría intentado contactase con el jefe (que sería su tío), una actitud que a sus cómplices no les gustó. Los tres habrían pactado, en una reunión, la devolución del dinero que nunca llegó a destino. Deducen que Aranda y Rodríguez lo engañaron y nunca entregaron el dinero. En cambio, lo siguieron y lo mataron.
Creen que el novio de Zahira, junto a Ojeda y Sebastián Rodríguez, trabajaba para el jefe narco y que, al localizar el depósito de la droga y el dinero, habrían decidido adueñarse de ese botín. Lejos de la discreción, habrían comenzado a vender la cocaína en los alrededores.
Quienes investigan al capo hace más de una década descartan cualquier vínculo con los tres jóvenes. Por otro lado, los rumores señalan que un peruano y su mujer –alojada en el penal de Ezeiza– fueron los organizadores del ataque a la comisaría. Además, dicen que Aranda era sicario de confianza del capo narco y por esa razón, querían rescatarlo.
Como sea, el familiar de Ojeda –el jefe narco-, que estuvo preso en Sierra Chica, tenía los motivos para liquidar a Aranda. Aranda fue detenido el 18 de abril pasado y el traslado a la cárcel era su sentencia de muerte.
“Esto es una barbaridad”
“Quiero aclarar que yo no participé en la fuga y que me detuvieron a media cuadra de la comisaría engañada, diciendo que me habían autorizado ver a mi marido, que también detienen a mi primo Bruno, que me había acompañado y lo detienen arriba del Vento”, escribió Bustamante en una carta desde la Alcaidía Departamental N° 3 de La Plata donde está alojada.
Sin embargo, la joven llegó sin aviso y de forma sorpresiva. Agentes que participaron en la captura de Aranda la reconocieron entre las personas aglutinadas en la puerta de la dependencia policial.
En diálogo con Democracia, los abogados de Zahira, Dres. Santiago Socolsky y Jorge Irineo expresaron: “Esto es una barbaridad: ella no pergeñó absolutamente nada, no consiguió las armas, no consiguió los uniformes ni realizó ninguna logística. Pedimos una pericia psicológica y psiquiátrica porque evidentemente esta chica, metida en este enfermizo amor y locura, no llegó a tomar dimensión del resultado de lo que pudo haber sucedido”.
“Ella en la carta pide perdón a la sociedad, no porque haya participado en la logística, sino por haberse enamorado de la persona equivocada. Le pide perdón a su madre quien la quiso alejar de ese contexto, le pide perdón a su abuela y a sus hijos”, indicaron. Y agregaron: “Lo más interesante en el ribete emotivo, es que ella dice que se la pasa rezando por Rocío, la policía herida, para que pueda volver a caminar”.
“Desde el punto de vista técnico, ella fue aprehendida por el delito de “resistencia a la autoridad y lesiones”. El juez de garantías cambió la carátula a “homicidio en grado de tentativa” contra un funcionario público”, explicaron.
“Nos sorprendieron alarmantemente todos los mensajes de Whatsapp e Instagram que están siendo usados en contra de ella que fueron difundidos a toda la prensa nacional cuando en primer lugar deberían haber llamado a la defensa y hacernos escuchar esos audios”, exclamaron.
“Pedimos la nulidad procesal de toda esa prueba y la filtración, porque además detuvieron a la abogada de Aranda. Es una profesional prestigiosa y fue distinguida por el Colegio de Abogados de San Justo. Esto no podría haber sucedido si no hubiera sucedido connivencia policial”, advirtieron.
“No encontraron solamente el celular de nuestra clienta, sino que fueron 8 los dispositivos móviles dentro de la celda y nos preguntamos ¿qué pasó?”, cuestionaron
“Amenazas de muerte a Zahira”
“El chico estaba detenido acusado de homicidio, ya que en agosto de 2017 mataron a un sujeto sobrino de un narco de Nordelta. Esto no está probado, pero lo imputan porque casualmente el muerto era familiar de quien aparentemente lo timaron con 70 kilogramos de cocaína y 100 mil dólares”, subrayaron los abogados.
“Este hombre, muy dolorido, porque perdió la mercadería ilícita de estupefacientes y los 100 mil dólares apretó a este chico para que le devuelva la mercadería y el dinero, porque si no la iba a pagar con la vida al mejor estilo Pablo Escobar Gaviria. Esto fue un ajuste cuentas”, destacaron.
“Entonces la chica, que estaba profundamente enamorada, se enteró de que esa organización mafiosa iba a matar a su pareja, a ella y a su hijo de 8 meses. Ahí se confundió mucho más de lo que estaba psiquiátricamente y se armó esta locura que terminó con un resultado al filo de la navaja, ya que Rocío hoy podría estar muerta y nuestra clienta también”, aseguraron.
“Nosotros pensamos que tiene tanto derecho la víctima como el victimario y esta chica se vincula con un núcleo enfermizo con la persona equivocada”, concluyeron.
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