En la mañana de ayer, alrededor de las 10, se llevó a cabo la primera audiencia en el Tribunal Oral Criminal Nº1 en el marco del juicio oral por el homicidio de Ludmila Ayelén Bazán de 23 años que ocurrió el 21 de diciembre de 2015 en Junín.
El cuerpo de Bazán había sido hallado a media tarde de esa jornada por un indigente que fue a buscar residuos a un basural ubicado detrás del complejo de la Sociedad Italiana, sobre un camino vecinal, a pocos metros del Parque Industrial, cerca de las vías del ferrocarril en desuso que conectaban a Agustín Roca años atrás.
Aparentemente, Bazán tenía una cita con un hombre y no regresó más a su hogar, ubicado a pocos metros de la Ruta Nacional 188, bajando unos 150 metros por calle de tierra.
En el marco de la causa que investiga el fiscal, Dr. Sergio Terrón hay cuatro imputados de nacionalidad paraguaya, quienes en esa época trabajaban como albañiles en distintas construcciones de la ciudad.
El principal acusado es Gustavo Silvestre Núñez Ibarra, quien se encuentra con prisión preventiva imputado por “homicidio con alevosía y femicidio”, mientras que ayer se declaró inocente ante los magistrados.
Por su parte, el resto de los trabajadores están acusados por “encubrimiento” y son Alberto Quiñones Chiñolis, Patrocinio Pérez Sanabria y Luciano González Leith quienes no prestaron declaraciones y gozan de libertad.
Ambos trabajadores desempeñaban sus roles en dos obras ubicadas en avenida Padre Respuela 370 y calle Caseros 332 (donde se habría producido una pelea entre Núñez Ibarra y González Leith y se hicieron allanamientos).
La joven, que era madre de una nena de siete años, fue encontrada sin vida con un profundo corte en el cuello y múltiples heridas que fueron descriptas por la Dra. Carolina Pérez quien realizó la autopsia.
Según el perito forense Alejandro Doro, el fallecimiento se produjo en ese basural. “No sólo fue un lugar de hallazgo, sino de asesinato donde además hubo abuso sexual y la posibilidad de que haya participado más de una persona”, explicó el licenciado cuando era interrogado en la sala de audiencias.
Comenzado el juicio, el abogado defensor de Núñez Ibarra indicó que “hay una descripción vaga, ya que el homicidio no se produjo en el basural”, por lo que pidió la presunción de inocencia en todas las declaraciones y dijo que no hay pruebas para “condenar a mi defendido”.
Por su parte los Dres. Torrens y Mastropierro, defensores de los tres obreros restantes, afirmaron: “Mis defendidos estaban en libertad y vinieron porque están convencidos de su verdad y declaración. Pedimos la libre absolución y el cambio de calificación”.
La primera testigo en declarar fue la madre de Ludmila, Silvia Sicolini quien aseguró que “mi hija salió en moto de casa a las 21 hacia el kiosco y no regresó más. En ese momento vestía unas calzas, alpargatas y muy sencilla. Ella nunca tardaba más de 2 horas, por lo que me empecé a preocupar y a llamar, pero los llamados me daban con el contestador. Era mamá de una nena de 7 años y todos la querían”.
“Salomón me dijo que yo no me meta”
Minutos más tarde fue el turno de Omar Forconi quien dijo conocer a Quiñones, ya que había trabajado en la construcción de su casa en 2015. “Tomé conocimiento por las redes y medios digitales de lo que había pasado. En las redes sociales nombraban a tres hombres, y yo conocía a Quiñones”, aseguró.
“Un albañil que tenía de nacionalidad boliviana, Maidana, no sabía si Quiñones estaba involucrado en el asesinato, pero sí sabía sobre el cuerpo. Un día hablando con los obreros, Salomón (encargado de los albañiles) me dijo que yo no me meta y no sé cómo él sabía.”, subrayó. Y agregó: “Quiñones fue 15 días a pintar dos habitaciones de mi casa y era de confianza”.
“Maidana era compañero de Quiñones en la obra y el trabajo. El 23 de diciembre de ese año, en una charla de mates, hablé con Maidana y me dijo que Quiñones sabía dónde estaba el cuerpo. Luego Salomón me volvió a decir que no hable”, remató.
“Fue asesinada en el basural”
Luego fue el turno del licenciado Alejandro Doro, quien estuvo en la escena y realizó la pericia explicó: “Hicimos una primera inspección y tomamos fotos del basural. Había dos alpargatas a dos metros de distancia en el trayecto de 6 metros, una subida, entre el camino de tierra y donde se encontró el cuerpo boca arriba. La calza y la ropa interior estaban enroscadas en la pierna izquierda”.
“Tenía múltiples lesiones, golpes en el rostro y cráneo, compatible con el golpe de una piedra de 6 kilogramos que presentaba rastros de sangre y fue sacada de la tierra, ya que había quedado un hueco en el suelo”, sostuvo.
“El reguero de sangre de la nariz fue mientras estaba acostada en el basural por lo que fue asesinada en ese lugar. No sólo fue un lugar de hallazgo sino de asesinato donde además hubo abuso sexual”, indicó.
“El cuerpo no fue arrastrado, ya que no había signos y los pies no estaban limpios por lo que habría caminado y no había ninguna bolsa cerca. Nosotros fuimos el 21 de diciembre a las 17, los pastos estaban altos y de noche no se podría haber visto”, sostuvo.
“Tenía signos de resistencia en las manos, pero no de defensa por lo que es producto de que habría más de una persona. Hubo acceso carnal, golpes, cortes y agresión física por lo que la mecánica es imposible que la haya hecho un solo hombre en la misma escena”, remarcó.
“Alguien la estaba agarrando o ya estaba desvanecida al momento de la piedra que le rompió el cráneo. Hubo proyección hemática en la cara con gran hematoma en el ojo. Las heridas de arma blanca también fueron en el rostro, pero en el basural no se encontró un cuchillo”, explicó.
“En el domicilio de Caseros se encontraron colillas de cigarrillos y un auto con el baúl lleno de materiales, el 23 de diciembre. En avenida Padre Respuela al 370 encontramos ropa, preservativos y colillas de cigarrillos”, concluyó.
“Mecanismo mixto”
Por su parte, la Dra. Carolina Pérez quien realizó la autopsia a las 21 del día que encontraron el cadáver dijo que realizadas las radiografías no presentaba lesiones óseas. “El cuerpo presentaba lesiones de filo, golpe, moretón cortoperforante, corte punzante y equimosis en el ojo izquierdo. Había un gran complejo lesional en el rostro y ojo derecho”.
“El golpe de la piedra dio en la parte derecha de la cara y parte frontal que la habría dejado inconsciente. Además tenía una lesión filosa en el cuello de 14 centímetros y lesiones punzantes en las mamas. Las peores lesiones están en esta parte y todas son lesiones vitales”.
Si bien la muerte fue por asfixia mecánica, Pérez indicó que el mecanismo del homicidio fue mixto debido a las heridas recibidas. “El acto final del asesinato fue la asfixia y hubo agonía”, remató.
“Ludmila fue acuchillada en el suelo”
Daniel Maidana, compañero de trabajo de los imputados a través de Salomón, explicó que el 23 de diciembre trabajó en la obra de Forconi y con todos los obreros hicieron un almuerzo. “Salomón había llegado de otra obra diciendo que habían matado a una chica que había entrado en una casa en construcción y que dos hombres, entre ellos ‘el negrito’, habían peleado para pasar primero con Ludmila quien se cayó al suelo donde fue acuchillada por ‘el negrito’”, aseguró.
“Según comentó Salomón que le había contado el ‘compadre’, estos dos hombres estaban tomando y luego la tiraron al basural. Primero estuvieron en la obra de Respuela y luego fueron a la de Caseros en la moto”, argumentó.
Consultado sobre quién es ‘el compadre’, el testigo Maidana identificó de vista desde el banquillo a Alberto Quiñones Chiñolis quien se encontraba sentado presente en la sala de audiencias escuchando y siguiendo el juicio.
El siguiente testigo fue el agente de policía Germán Mansilla. “Nos llamaron de Respuela donde vivía Quiñones en busca de Pérez Sanabria quien nos dijo haber arrojado al Río el teléfono celular que buscábamos. Luego apareció sobre Ruta 7 a la altura de Cucha Cucha. Luego también participé en el allanamiento en calle Caseros”, aseguró.
Según la fiscalía, Patrocinio Pérez Sanabria fue el encargado de descartar el celular que utilizaron en cercanías de Cucha Cucha, sobre Ruta 7.
“Esa noche me fui a dormir”
Por último fue el turno del principal sospechoso Núñez Ibarra quien expresó que es inocente. “Soy inocente y no niego que haya estado con la chica, pero ese día no apareció. Alrededor de las 23, González le había mandado a la chica un mensaje pero nunca llegó. Esa noche fuimos a pescar con Quiñones y González”, dijo.
“Esa noche le mandé tres mensajes, no la llamé y luego le di el teléfono a González y me fui a dormir”, comentó. Según el fiscal Terrón hay seis llamadas que salieron de ese celular entre las 23 del domingo y la 1 del lunes.
Según aseguró Núñez Ibarra, él llegó a Junín a trabajar por González y a Ludmila la conoció por Antonio Ocampo.
Hoy continúa el debate en el Tribunal de Junín.
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