En la madrugada de ayer, alrededor de las 0,30 horas. en la Comisaría de General Arenales se recibió un llamado que indicaba que en calle Urquiza, entre Ayacucho y 25 de Mayo, en las afueras de la planta urbana, una pareja se encontraba discutiendo de manera violenta.
Al llegar al lugar, los efectivos escucharon dos disparos de arma de fuego y, al ingresar a la vivienda, constataron que el hombre, Mauro Adrián Garrido, de 38 años, había matado –hacía instantes- con una escopeta Yildiz Silah 12/76 a su ex pareja, Brisa Álvarez, de 19 años, y luego se había suicidado con esa misma arma. Los cuerpos estaban tendidos sobre el suelo del patio trasero de la casa.
Personal médico del Hospital Municipal se hizo presente en el lugar y constató el deceso de ambas personas. Luego se procedió a preservar la escena del crimen, se informó a la Ayudantía Fiscal de Arenales, a cargo del Dr. Gabriel Colombo, también al fiscal de Junín Dr. Javier Ochoaizpuro y al personal de Policía Científica para realizar la labor específica.
Se llevaron a cabo las tareas de rigor y luego se trasladaron los cuerpos al Instituto Forense del Ministerio Público Fiscal de Junín, donde se efectuaron los exámenes de autopsia correspondientes. La causa fue caratulada "Homicidio seguido de suicidio" y seguirá su trámite investigativo. En el lugar del dramático hecho, que que consternó a los habitantes del vecino Distrito, también se hizo presente personal de la Comisaría de la Mujer y la Familia, que asistió a los familiares, y también personal del Servicio de Salud Mental de General Arenales y de Asistencia a la Víctima del Departamento Judicial de Junín.
El comisario de la Seccional de Arenales, Gerardo Imhof, confirmó a este diario que, previamente,se habían realizado denuncias por violencia de género contra Garrido, pero que las medidas cautelares ya no estaban vigentes.
Además, desde Bomberos Voluntarios de Arenales informaron que el femicida formaba parte del cuerpo, pero que el año pasado había sido separado del cuartel debido a episodios violentos protagonizados en la vía pública.
Mauro Adrián Garrido se dedicaba a la instalación de aires acondicionados y a la reparación de electrodomésticos, practicaba tiro y tenía tres hijos que residen junto a la madre en otra localidad. En lo que respecta a Brisa Álvarez, la joven víctima de 19 años, se dedicaba a cuidar niños y había denunciado a Garrido por violencia en oportunidades previas.
En las últimas horas, Milagros, la hermana de Brisa, escribió un conmovedor mensaje que compartió en las redes sociales. Ella, y otra amiga de la víctima, habían acudido al domicilio para sacar a Brisa de allí, pero no hubo nada por hacer: Cuando estaban saliendo del lugar, Garrido tomó la decisión de disparar.
Los cuerpos de Brisa Álvarez y de Mauro Garrido fueron velados en General Arenales y Arribeños, respectivamente.
Caso Celia Campos, femicidio que en 2011 conmocionó al pueblo
El caso de Brisa Álvarez y Mauro Garrido trajo el recuerdo del hecho que tuvo lugar en el año 2011, cuando un femicidio seguido de suicidio conmocionó a los vecinos de General Arenales.
Un hombre, identificado como Juan Carlos Albarracín, de 47 años, asesinó a su novia de dos puñaladas: una en el cuello, la otra en la cabeza y luego se quitó la vida. El hecho criminal ocurrió en una vivienda situada en la calle Artigas y José Ponce de León.
La víctima, Celia Campos, de 42 años, era oriunda de la localidad de Ferré, hacía dos años que vivía en General Arenales y un año y medio que mantenía una relación amorosa con Albarracín. La pareja –que no vivía en concubinato- no tenía hijos en común, pero sí de parejas anteriores. El hombre tenía dos hijos, un varón y una mujer, y ella, por su parte, tenía tres hijos: una mujer y dos varones.
El femicidio tuvo lugar en la vivienda de Albarracín, más precisamente, en una de las habitaciones del domicilio. Al parecer, tras una fuerte discusión de pareja, él le asestó dos puñaladas.
Luego, Albarracín se encerró en el baño y se ahorcó usando una soga de plástico.Antes de quitarse la vida, el asesino dejó una carta escrita de puño y letra, con la misteriosa sentencia: “Ella me falló”.
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