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LA COLUMNA INTERNACIONAL

Ya no se habla tanto de economía

Aunque en distintos grados, tanto España como Francia y Grecia son países cuyas economías fueron sinónimo de preocupación en los últimos años. En ninguno de ellos, el problema quedó atrás. Las cosas no andan bien, pero parecen mejorar.
Casi como una necesidad de superar la instancia, en los tres, las agendas comienzan a incluir otros temas. No del todo desvinculados de lo económico, pero que los exceden. Algo así como “la crisis no pasó pero empecemos a hablar de otros temas”.

España: un tal Alberto Ruiz-Gallardón

Si bien el principal problema identificado por los españoles en la marcha de su país continúa siendo la economía, otras cuestiones ocupan la atención central en la opinión pública. El proyecto de ley del aborto, el futuro de la monarquía y, ahora, el extraño y novedoso proyecto de nacionalización para los descendientes de los judíos expulsados por los reyes católicos en… 1492.
¿Por qué la economía no está en el centro del debate político? En gran medida, porque lo peor ya pasó. El país muestra un incipiente crecimiento y una cierta estabilidad del desempleo ubicado en el extremo guarismo del 26 por ciento de la población activa.
Pero, también porque los españoles no juzgan al actual gobierno de derecha, presidido por Mariano Rajoy, como el responsable, sino al anterior gobierno socialista. Por tanto, consideran al actual ajuste como inevitable y no cargan las tintas sobre el gobierno.
Preocupa sí el futuro de la monarquía, por años ejemplar, y ahora envuelta en crisis que ya llevó a una hija del rey Juan Carlos ante los tribunales. Es que el separatismo está a la orden del día en Cataluña y lejos de desaparecer en el País Vasco. La monarquía significaba la unidad del reino. Su deterioro, coadyuva a las tendencias centrífugas.
Este año, dos temas se agregaron al debate. Uno es el cambio en la ley sobre el aborto que lo restringe solo a casos de peligro para la vida de la madre o de violación. El otro es la extensión de la ciudadanía a quienes prueben, en cualquier parte del mundo, que son descendientes de los judíos sefaradíes. Actualmente, se calcula en 250.000 personas quienes hablan el idioma ladino en el mundo.
Ambas cuestiones se deben a la hiperactividad del ministro de Justicia, el ex alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Con la primera medida –antipopular al punto que es rechazada por el 75 por ciento de los españoles- busca quedar bien con la derecha del partido, en particular, con los votantes católicos. Con la otra, compensa para mantener su habitual imagen de conservador “progre”. ¿Qué busca? Pues, suceder a Mariano Rajoy.

Francia: el derechista Francois Hollande

¿Qué pasa con Francois Hollande? Bastante más que sus desavenencias de pareja y sus aventuras amorosas. Y ese bastante más es bastante malo.
Las encuestas lo muestran con una cota de popularidad bajísima. Solo el 19 por ciento dice tener confianza en el presidente, el porcentaje más bajo desde Jacques Chirac con el 16 por ciento en julio del 2006.
Lo peor es que pierde propios y no cosecha extraños. Son los votantes de tradición de izquierda quienes se alejan del socialista Hollande, sin que se le acerque nadie proveniente de la derecha.
¿Qué ocurrió? Pues, un cúmulo de promesas incumplidas y de fracasos casi ininterrumpidos.
Desde lo económico, tal como le ocurrió en el pasado al también socialista FrancoisMitterand, Hollande debió dar un giro a la derecha –hacia la ortodoxia- tras un intento distribucionista. Para intentar reencauzar la economía, decidió reducir impuestos y achicar gasto público. Ni su antecesor, el derechista Nicolas Sarkozy, se atrevió a tanto.
Solo que los resultados necesariamente, si se producen, tardarán en producirse. De cualquier forma, el cambio era inevitable tras el fracaso del intento inicial que llevó a Francia a las puertas de las crisis económicas que castigan a todos los países del sur de Europa.
Pero Hollande hace todo a destiempo. Se lanzó a una reforma progresista de la legislación familiar y consiguió la movilizaciones de cientos de miles de franceses en Paris y Lyon que se oponen. Es que, en términos políticos, la “derecha” ganó la calle cuando la “izquierda” se paralizaba por el giro “capitalista” de Hollande. Resultado: otra marcha atrás, Hollande retrasó la promulgación de la ley.
Tal vez de allí, en la búsqueda de un éxito, la “pasión” de Hollande por lo internacional, con la presencia de las tropas francesas en Mali y en la República Centroafricana y con el total alineamiento con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a quien acaba de visitar.
¿Un retorno a las fuentes? ¿A los orígenes de 1776 y 1789? ¿A Thomas Jefferson y el marqués de Lafayette? ¿O solo la necesidad del momento?

Grecia: ¿Con o sin Europa?

La crisis económica que desde hace seis años afecta a la economía griega arrojó luz sobre un debate que los griegos aún no han saldado: el de su pertenencia a Europa o mejor dicho a los deberes y derechos que otorga la participación en organismos supranacionales, léase Unión Europea (UE).
Y es que se dan tres situaciones simultáneas. Por un lado, una crisis que continúa aunque todo indica que lo peor ya pasó. Por el otro, ironía del destino, por corresponderle el turno, la debilitada Grecia preside durante el primer semestre del año a la Unión Europea. Por último, la fuerte presencia electoral de Alba Dorada, el partido de extrema derecha, antieuropeo.
Desde la economía, las cosas van mejor. No bien, ni mucho menos, pero todo indica que no será necesario un tercer rescate por parte de la troika que conforman la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Hoy es posible imaginar un segundo semestre en el que el país muestre un superávit primario –sin el pago de la deuda externa- y un mínimo crecimiento, 0,6 por ciento. Tal vez, si ello se cumple el país pueda volver a tomar préstamos en el mercado de capitales.
Para la mayoría de los griegos, el salvataje internacional fue positivo, aún si debido a ello el país debió afrontar durísimas condiciones. De alguna manera, se hacen cargo de los desaguisados –con falsificación de estadísticas, inclusive- de los gobiernos anteriores.
Pero, no todos comparten este criterio. Probablemente, solo una minoría entre el inmenso 28 por ciento de desocupados. Es allí, donde pesca, sobre todo, la extrema derecha griega de Alba Dorada.
El gobierno de Antonis Samaras, coalición de centro izquierda y de centro derecha, acusa a los miembros de Alba Dorada de conformar una asociación criminal que utiliza métodos paramilitares. Como tal detiene y procesa a sus militantes, inclusive tres actuales diputados. Condición que les permite victimizarse. “Ninguno de los políticos que hundieron el país están procesados, solo los que no lo hicieron, los diputados de Alba Dorada”.
En mayo próximo, se celebran elecciones parlamentarias europeas bajo la presidencia griega con la posibilidad de un triunfo antieuropeo en la propia Grecia. Paradójico.

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