Stands grandes y muy cuidados. Interesante asistencia de público mayoritariamente calificado (productores, contratistas, profesionales del agro), funcionarios, legisladores, o una réplica exterior -¡tamaño real!- del Ministerio de Agricultura de la Nación, son sólo algunos de los aspectos salientes más destacados que surgen a poco de recorrer las embarradas callecitas de la edición 2013 de AgroActiva, la muestra del campo que se realiza en Cañada de Gómez, Santa Fe.
Semejante despliegue (que también incluye inocultables ausencias) plantea, sin embargo, cierta contradicción entre el esfuerzo e inversión de la mega muestra "fierrera" y la medida de fuerza que por estos días decidió llevar adelante el sector, con un paro de comercialización por 5 días que se transformarán, en la práctica, en 10 con los feriados de la semana próxima.
Zanahoria y garrote. Bueno y malo. Positivo y negativo. De todos modos, dos caras de una misma moneda.
Lo cierto es que frente a los imponentes equipos, las brillantes maquinarias, o las continuas novedades técnicas que se siguen sumando, queda en claro la potencia que sigue manteniendo la producción agropecuaria, sobre todo, la agrícola pampeana (granos) a la que van dirigidos la mayor parte de los equipos expuestos, y aunque las últimas cosechas hayan dejado bastante que desear (a pesar del voluntarismo y de los números expuestos por el sector oficial).
Pero no todo lo que reluce es oro… En las empresas no hay demasiado entusiasmo. Se estima que las ventas serán menores a las ya alicaídas del año pasado. Tampoco tienen las expectativas exportadoras de ciclos anteriores cuando con bastante facilidad se podían colocar equipos en el exterior. Ahora, dicen que el tipo de cambio no se los permite.
Pero como se trata, mayoritariamente, de empresas locales, muchas familiares, Pymes, la preocupación pasa también por poder mantener a sus empleados.
Es que tanto los costos industriales, como los impuestos y los costos laborales subieron geométricamente mientras que las ventas, primero se estancaron y ahora van en franco descenso ya que tampoco el mercado local está fluido.
La gente de la industria de maquinaria agrícola conoce bien a los productores y a los contratistas. Saben que les gustan los "fierros" nuevos, que conocen la importancia de contar con máquinas de última generación, pero también les consta que hubo dos malas cosechas seguidas, que el endeudamiento es creciente, que los precios internacionales de los granos aunque buenos, ya no son lo que eran y, especialmente, que hay mucha incertidumbre sobre la evolución política y económica del país en los próximos meses.
Y siempre, en esas situaciones "los gringos", prefieren esperar, dejar la producción en los silos o en los galpones (es su liquidez), y esperar a que aclare.
Seguramente algunos van a vender los granos ahora e invertirán inmediatamente en máquinas y herramientas (nadie se va a quedar en "pesos"), pero se estima que no será la mayoría, y ese es el ánimo que se percibe en la muestra: el orgullo del trabajo bien hecho, del potencial real del campo para producir más, frente a la imposibilidad de materializarlo en las actuales condiciones.
Se puede…, pero no aún. Y, aunque el aparato productivo esté casi intacto, el "despegue" parece que no va a ser en esta campaña tampoco.
Esa sería la síntesis de una muestra que deja un sabor agridulce al recorrerla y que, para más de uno, es un ejemplo más de la década de las oportunidades desperdiciadas.
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