En su artículo de opinión publicado en la edición de La Nación del 7 de febrero pasado, el presidente Milei sostiene que el tipo de cambio no está atrasado, argumentando que nadie puede determinar el "vector de precios de equilibrio general intertemporal" que justificaría tal afirmación.
Según él, calcularlo implicaría conocer las preferencias, la tecnología y las dotaciones, no solo de la economía local, sino también de la mundial, y no solo en el presente, sino también en el futuro.
Concluye, con un toque dramático, que el Gobierno no devaluará "a costa del dolor de los argentinos de bien". Además, en sus múltiples declaraciones, ha calificado de "econochantas", “empobrecedores” y "devaluacionistas" a los economistas que discrepan con su postura.
De estas afirmaciones, me surgen tres interrogantes: el primero es que si nadie puede determinar ese misterioso "vector de precios de equilibrio general intertemporal" que justificaría afirmar que el tipo de cambio está atrasado, ¿cómo puede el presidente estar tan seguro de que no lo está? Tal vez, haya recibido alguna revelación celestial.
El segundo es que si efectivamente el tipo de cambio no está atrasado, ¿por qué no liberar el cepo y dejar al dólar flotar? Si el valor actual es el correcto, la flotación debería confirmarlo, o incluso apreciarlo. Y por último, ¿no será que el término "econochantas" es más un recurso retórico que un argumento?
Descalificar a quienes piensan distinto puede ser efectivo para ganar titulares, pero difícilmente aporte claridad a un debate que, por lo visto, requiere más datos y menos adjetivos.
En fin, mientras el Gobierno insiste en que el tipo de cambio no está atrasado y los "econochantas" siguen señalando lo contrario, los argentinos de bien seguimos esperando que alguien, algún día, nos explique todo esto sin recurrir a tecnicismos incomprensibles ni a epítetos descalificadores.
Mientras tanto, seguiremos mirando al cielo, por si acaso las respuestas vengan de allí.
Héctor Carlos Falcón
DNI Nº 4.540.086
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