Un tema que debiera preocupar hondamente a nuestra sociedad fue el planteado por autoridades del Congreso Argentino de Cardiología, al advertir que se encuentra en peligro la atención cardiológica en el país. Con un encuentro médico que contó con más de 14 mil inscriptos y la participación de los mejores especialistas extranjeros y nacionales, el informe dejó en claro que la cardiología argentina se está en grave riesgo, condicionada por una suma de factores negativos.
La situación ha llegado a un límite y la atención cardiológica de nuestro país está en una crisis dramática”, afirmaron las autoridades del Congreso, que es organizado por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). “Estamos transitando el peor escenario del que tengamos recuerdo. Aún en la crisis del 2001 contábamos con personal médico numeroso, especialistas capacitados e instituciones viables. Todo eso se ha ido deteriorando y hoy no lo tenemos”, dijo el presidente electo de la SAC.
Por su parte el titular del congreso médico afirmó que “una encuesta realizada recientemente muestra que el 60 por ciento de los cardiólogos de una edad promedio de 47 años, con una media de 12 años de formación, está dispuesto a emigrar si consigue algo interesante en el exterior. Incluso 3 de cada 10 han pensado en dejar la medicina. Más de 8 de cada 10 (85 por ciento) reconocen que debido a limitaciones económicas está disminuyendo su capacidad de formarse y actualizarse. Y cerca de un 60 por ciento de los encuestados percibe que la sobrecarga de trabajo puede afectar la calidad de su atención médica”.
Agregó que uno de los uno de los problemas dentro del sistema de salud, está dado por los costos de las nuevas tecnologías. “Hoy se detectan y tratan muchas enfermedades que antes no se diagnosticaban y no tenían tratamiento, pero esto tiene un costo económico que desborda al sistema y la variable de ajuste terminan siendo los cardiólogos y sus salarios”.
Una profesión extremadamente exigente en su formación y actualización permanente; la caída en el interés por las residencias médicas en general y las de cardiología en particular; la imposibilidad de completar cupos de residentes y la percepción de una menor capacitación en el perfil global académico de los postulantes, forman parte de los factores negativos.
Otro tema abordado por los cardiólogos aludió al hecho de que “también nuestro territorio es desigual, ya que encontramos dos centros de alta complejidad muy cercanos y pueblos donde los pacientes deben viajar 200 kilómetros para acceder a la atención especializada”.
Como puede verse, algunos de los temas se relacionan exclusivamente con la rama de la cardiología, pero otros engloban al sistema médico y de salud en general que vienen sufriendo una paulatina decadencia en las últimas décadas.
La medicina argentina tuvo en el pasado una alta calificación internacional con tres premios Nobel a médicos de nuestro país y la existencia de especialistas de excelencia, con un sistema de salud que nada debía envidiar a los de los países más desarrollados.
La pérdida de esa condición debiera instar a impulsar una reacción que apunte, como fue antes, a contar con una estructura sanitaria actualizada -y no colapsada- para atender a la población de nuestro país. Es ese, acaso, el mensaje trascendente que formularon los cardiólogos, además de sus reivindicaciones específicas.
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