Arbolito
Un caso de diferenciación.
Durante muchos años caminé por el mismo lugar, todos los días, viendo lo mismo, escuchando lo mismo, de lunes a viernes, siempre igual. Monotonía. Nunca presté atención a lo que pasaba o lo que decían, todo era parte de un ruido visual y auditivo, un murmullo, una melodía propia de una de las más famosa del país. En la columna de hoy un caso simple de diferencación comercial, al paso, de a pie.
Cuando algo forma parte de tu cotidianeidad es natural incoporarlo y que pase desapercibido, eso me sucedía en mis épocas de cadete en el centro porteño. Paso apurado, codos firmes para sorportar los choques, tensión y mucho cuidado a la mochila. Una forma de sobrevivir, con algunas respuestas pre-armadas para aquellos que en esta pasarela llamada peatonal Florida buscan vender o sacarte algo. Vendedores ambulantes, arrebatadores, canillitas, cadetes y otros integrantes de una fauna diversa. En medio ellos, con un grito que se repite: ¨cambio, cambio, cambio¨.
Esta vez fue distinto porque mi paso por la zona tuvo otras carácterísticas, ya nada me apura y eso me permite observar como un turista, prestando atención, que no es lo mismo que ver, porque el sentido de la vista lo posibilita. Fueron 8 cuadras de un ladrido constante que solo se apagó al final, llegando a Plaza San Martín. No menos de 20 personas, todas diciendo lo mismo, con un mismo tono, vestidos como cualquier otra persona, sin ninguna diferencia. Uno pegado al otro, todos en busca de algún turista, o de su moneda de cambio.
¿Cuántas veces dije cambio?
Brasileros, chilenos y algún que otro francés. Presas deseadas por los arbolitos que están siempre parados, en el mismo lugar, haciendo lo mismo: ¨cambio, cambio, cambio¨. Ya había perdido las esperanzas, pensé que era el fin de la creatividad comercial callejera, esa que viene del que vendía peines en el bondi, “para la cartera de la dama o el bolsillo del caballero”. Sobre el final apareció él, desconozco su nombre, llamemosle Jorge. Impecablemente vestido, sin exagerar, limpio, con un letrero claro: la cotización de cada moneda ofrecida y una estrategia clara, firme y cero invasiva. Sin dudas un destacado, porque finalmente de eso se trata.
Que el árbol no tape el bosque, no importa la actividad que desarrollas, la estrategia no es propiedad de las grandes empresas y pensar no cuesta nada. Para salir adelante hay que despegarse de la media, analizar el entorno y definir acciones concretas, como lo hizo jorge, o como se llame, que en medio de tanta monotonía logró resultados diferentes, haciendo las cosas diferentes. Cambio, cambio, cambio, siempre estás a tiempo de hacer un CAMBIO, porque de eso se trata de cambiar, para ser diferentes.