Padre del aula
OPINIÓN

Padre del aula

En un contexto abrumador y difícil para la Educación Pública en general y para la Universitaria en particular, conmemoramos a Domingo Faustino Sarmiento en un nuevo aniversario de su fallecimiento, instituído como Día del Maestro.

La evocación resulta propicia para recordar su enorme y apasionada tarea por construir casi desde la nada un auténtico Estado de Derecho y un sistema educativo moderno e inclusivo, pilar fundamental para el fortalecimiento de la República y la Democracia.

Sarmiento nació al pie de los inmensos Andes el 15 de febrero de 1811 y recibió desde su niñez el fervor patriótico de la incipiente emancipación de las Provincias Unidas. No pudo completar formalmente sus estudios pese a su enorme afán por aprender y que pronto tendría también por enseñar, no obstante fue autodidacta bajo la tutela de tíos clérigos. Tempranamente inició su carrera de publicista y educador. Las guerras civiles argentinas lo arrojaron a la acción, combatiendo siempre contra la ignorancia, la injusticia y la tiranía, lo que le valió persecución y destierro. En Chile escribió su libro más difundido "Facundo", auténtico ensayo de ciencia política en formato de panfleto. Viajó luego por Europa, África y las Américas para conocer el estado de la educación de otros pueblos del planeta, volcando sus experiencias en dos libros: "Viajes" y "Educación Popular".

Compartió ideas políticas con Mitre, el fundador de nuestro Colegio, así como también el empeño por la organización constitucional ; polemizó ardorosamente con Alberdi sobre la actualidad política de aquel momento y que plasmó en obras como "Argiropolis", "El Ejército Grande" y "Las ciento y una".

Fue gobernador de su provincia natal en medio de grandes conflictos y debió alejarse como embajador en Estados Unidos. Allí conoció y trabó amistad con Ticknor, Emerson y el matrimonio Mann. Obtuvo el doctorado honoris causa en derecho por la Universidad de Michigan y regresó al país elegido como presidente para el período 1868-74. Puso fin a la Guerra del Paraguay y sentenció "la victoria no da derechos"; gobernó tiempos tempestuosos de pobreza, privaciones y violencia, pero trabajó denodadamente por sentar las bases de un país en formación, propiciando la educación popular, la cultura, la modernización de nuestra economía y el desarrollo. Impulsó la inmigración y la colonización agrícola, el ferrocarril y el telégrafo, fundó las escuelas normales para formar maestras, fomentó la educación común y los institutos de formación militar profesional: el Colegio Militar y la Escuela Naval.

Descendió de la presidencia aunque no se retiró de la lucha política porque quería hacer más. Escribió "Conflictos y Armonías de las Razas en América" y como periodista fundó el diario "El Censor", desde el cual atacó a las oligarquías y su relativismo moral y así como el espíritu antidemocrático de las élites locales.

Su pasión por la educación siempre pudo más, aceptó ser Director de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, participó en el Congreso Pedagógico de 1882 y como Presidente del Consejo Nacional de Educación fue artífice de la Ley 1420 de enseñanza primaria universal, obligatoria, gratuita y laica, su gran legado: "Arriba la Constitución como tablero, y abajo la escuela para aprender a deletrearla", sintetizaba así el fundamento educativo para la democracia. Estaba

convencido de que la educación constituye el mayor multiplicador económico y social para hacer realidad el bienestar general. Falleció en Asunción del Paraguay el 11 de septiembre de 1888.

Quienes abrazamos la vocación por la docencia y la formación ciudadana de nuestros estudiantes celebramos este día renovando nuestro compromiso con el ideal de los valores de la justicia, la libertad y la solidaridad.

 

 

(.)Vicerrector del Colegio Nacional de Bs As.

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