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MARKETING APLICADO

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Un desafío profesional.

En la columna de hoy me apoyo en una de las frases más eficaces de mi profesión (del publicista Bill Bernbach) que refiere a la construcción de "la verdad”, si es que eso existe, y dice que: “La verdad no es la verdad hasta que la gente te cree, y no pueden creerte si no saben lo que estás diciendo, y no pueden saber lo que estás diciendo si no escuchan, y no te escucharán si no eres interesante, y no serás interesante a menos que digas las cosas con imaginación, originalmente y de manera fresca”. Una introducción que interpela a muchas organizaciones profesionales, colegios y organizaciones que se lanzan a comunicar en redes con el mismo tono protocolar con el que fueron creadas. 

Para contextualizar, es importante considerar que en la actualidad convivimos con una construcción de la verdad que se nutre de una serie de fragmentos inconexos, teorías, posturas y referentes que muchas veces no lo son. Influencers vinculados a diferentes ámbitos profesionales que en pocos segundos lanzan diagnósticos que la gente toma como válidos. Incluso personas que nada tienen que ver con dicha actividad y se posicionan por encima de los académicos, que se mantienen conservadores en su forma de comunicar porque sienten que exponen su prestigio. 

Los tiempos cambiaron, hoy convivimos con muchas teorías. Todos somos nutricionistas, dermatólogos, cardiólogos, farmacéuticos, abogados, escribanos, contadores, entre otros.

Un entramado donde los chantas que prometen soluciones rápidas y económicas cohabitan con quienes tienen una vasta trayectoria en el tema. El problema radica en que, por lo general, por acción propia o inacción ajena, los que menos saben son los más efectivos en el arte de la comunicación y, por ende, los que más y mejor llegan a la gente. 

La matriz de contenidos se organiza en función del algoritmo de las redes, un motorcito que le muestra a la audiencia los contenidos funcionales a esa dinámica. Audiovisuales breves en tono de comedia que atraen a quien busca consejos vinculados a un tema. Una narrativa simple y efectiva que se impone por sobre los profesionales que no termian de animarse a salir al ruedo digital. 

¿Qué pueden hacer los colegiados frente a esta situación? En primer lugar, desacartonar sus formas, sacarle la naftalina al saco y desarrollar una estrategia que contraste con esta saga de chantas adornados por las marcas. Construir influencia entendiendo que el tono corporativo-sindical que les dio origen debe ser traducido a enunciados simples y frescos que le lleguen a la gente. Actualizar su identidad, renovar sus formas de comunicación y, de esta manera, recuperar el territorio perdido. Entender que “no comunicar” o hacerlo de forma errática implica dejar la verdad en manos de quienes tienen la pericia para construirla, pero adolecen del conocimiento real. 

Se trata sin dudas de todo un desafío profesional. Verdad. ¿Cuál verdad?

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