San Carlos
Una marca de culto.
Parece que a algunas marcas no les pasa el tiempo. Tras muchos años en silencio el San Carlos vuelve a la escena central a partir de un proyecto de recuperación que moviliza a los juninenses.
Un sentimiento transversal a muchas generaciones, incluso algunas que no lo conocieron también se vieron envueltas en una noticia que despierta curiosidad. Es que el gigante de Arias se sacó las palomas de encima y promete un regreso que nos moviliza a todos. Anécdotas en los grupos de whatsapp, el morbo del estado de la sala luego de tantos años de abandono y la ansiedad por un regreso pactado para el 2025.
Por lo general, se vincula la salud de las marcas a la innovación o al estar siempre detrás de las tendencias. Por el contrario, la percepción de valor no radica en ese lugar sino en su relevancia para un grupo de personas, un capital que el San Carlos supo construir y mantuvo aún con el paso del tiempo, porque se trata de una marca de culto, que supo permanecer en la memoria de la gente.
Una marca que se mantuvo activa en silencio, y en este punto es importante destacar que no nos referimos a su logotipo o signo gráfico. No se trata de eso sino a todas la percepciones, asociaciones, pensamientos, recuerdos y emociones que despierta la mención de un lugar. De hecho, si les pido que visualicen el grafismo o logo del cine puedo asegurar que ninguno de ustedes lo recordará, porque su principal activo quizá sea su fachada, su mera presencia y por sobre todas las cosas en el recuerdo activo.
La llegada y previa en el gran hall de acceso, la compra de ticket, encontrar a un conocido e intercambiar opiniones, las butacas y la salida con paso obligado por la Ribas ¿Alquien aprovechará la oportunidad? Una serie de recuerdos que se movilizan. Un legado que trasciente generaciones y logra que la comunidad se sienta parte de su esencia, porque comparte valores y conforma el ADN de nuestra ciudad generando un sentido de pertenencia que se traduce en lealtad.
El San Carlos es todo esto y mucho más. Argumentos que naturalmente capitaliza el empresariado para buscar acompañamiento desde el sector público y privado ya que no se trata de un proyecto más sino de la recuperación de un monumento de la ciudad
Un activo que trasciende el producto o servicio en concreto para descansar en el intangible. Todo esto es el San Carlos, una marca que tiene un camino recorrido, un cariño ganado que le permitirá retomar con una afluencia de público asegurada, porque todos querrán ser parte de la experiencia que luego deberá ser revalidada, con propuestas que mantengan vivo, activo y despierto el interés y la fidelidad de la gente. Vuelve el San Carlos, una marca de culto que respira popularidad.