¡Escuchar!
MARKETING APLICADO

¡Escuchar!

Una virtud marketinera.

Muchos refieren al marketing como una actividad que tiene por objeto vender cosas que no necesitamos. Una especie de superpoder que nos faculta a “meterle cosas en la cabeza a la gente”. Puede ser que haya algo de realidad, pero no siempre se trata de cuestiones diabólicas e impúdicas. En la columna de hoy, rescato algunas bondades de la profesión bien aplicada. 

Desde hace algunos años se imponen tendencias que surgen de la demanda de las nuevas generaciones, que en muchos aspectos es “sana”. A partir de una lectura de esta situación, las empresas se ven obligadas a escuchar, no por una cuestión altruista, sino para proteger su negocio, manteniendo viva la preferencia. 

Surge en este punto una virtud que no todos los negocios tienen: escuchar a los clientes, de eso se trata. No solo los comentarios individuales, el pequeño reclamo o las reseñas en google, sino las tendencias colectivas, locales, regionales y globales. Implica comprender que en el corto plazo los negocios solo podrán mantenerse en función de una lectura y posterior adaptación a los cambios de paradigmas. 

Los valores asociados a la marca, las acciones que desarrolla, cómo se comporta, comunica, vincula, acciona, oferta e interactúa en la comunidad son algunas de las variables que los emprendedores, comerciantes y empresas deberán entender para mantenerse con vida comercial. 

¡Escuchar! El punto sensible es que por lo general, no hay una persona atenta a estos entramados que van más allá de la cuestión diaria y cotidiana. Se trata de pequeños cambios que, en suma, conforman grandes revoluciones. Situaciones que la dinámica comercial no siempre permite visualizar. 

Atravesamos un momento crítico, un tiempo de crisis de confianza donde construir relaciones es cada vez más difícil. Una instancia en el que la gente demanda compromiso socio-ambiental que se suma, además, a una competencia hipersegmentada y desconocida. No se trata de dar respuesta con mensajes hipócritas y cuidadosamente “armados”, sino de constituir negocios de puertas abiertas. 

La escucha activa es una herramienta que requiere de un catalizador, alquien que estreche la distancia con la gente; ese punto de contacto que ponga en el centro promover productos y servicios con impacto positivo en la comunidad donde se desarrollan. 

Es en este punto clave donde el marketing está modificando la concepción de las empresas, porque finalmente lo que ayuda a la gente, ayuda al negocio. 
Escuchas, de eso se trata, en todos los órdenes de la vida.

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