Junín es una gran ciudad con espíritu de pequeño pueblo que se organiza por núcleos sociales, culturales, deportivos o económicos. Una red que se entrelaza con múltiples puntos de contacto donde, de una u otra manera, nos conocemos todos. En la columna de hoy, el impacto de los embajadores de las marcas sobre los negocios locales.
Fue hace un tiempo, cuando en un partido de fútbol un jugador del equipo contrario salió al cruce de cuanta pierna pasaba por delante. Con mala intención y actitud provocativa se dedicó únicamente a “calentar” el partido. Las miradas se posaron sobre él y todos, incluyendo sus compañeros, juzgaron su actitud. Una sentencia que solo recaía sobre él, hasta que alguien hizo mención a su trabajo, señalando que era empleado de un determinado comercio local.
Imaginemos la situación. Una persona que el sábado bravuconea a todos en la cancha y el lunes tiene que atender, detrás de un mostrador, a esas mismas personas. Una relación “rota” por la cual los rivales, ahora en su rol como clientes, probablemente elijan otro lugar para hacer sus compras.
No solo sucede en el deporte sino en todos los ámbitos o situaciones. Conduciendo un vehículo, en el comportamiento social, en la fila de un banco o en los pasillos del supermercado. Todos somos embajadores del negocio o actividad comercial que desarrollamos en la semana. También sucede en la actitud que asumimos en las redes sociales, espacio donde todos los días se despliegan batallas dialécticas que muchas veces se transforman en guerras.
Comerciantes, profesionales, aspirantes a un trabajo, empleados, políticos. Todos y cada uno de nosotros representamos lo que “vendemos”. Una tarea que no termina al concluir la jornada laboral. No podemos pensarlo de otra manera, sería un absurdo, algo así: “Hola, yo soy quien te tiró una trompada en el partido del sábado, pero hoy lunes estoy para ayudarte".
Por eso, es importante considerar que el impacto y competencia de una marca no se limita a su representación gráfica (logo) o al “escenario comercial”, sino a todos sus activos.
Un organismo que respira a partir de cada uno de sus puntos de contacto. Todos y cada uno de nosotros representamos, en la vida, a la actividad comercial que desarrollamos.
Una tarea que no tiene descanso y se desarrolla siete por venticuatro. Somos todos embajadores y debemos estar a la altura de las circunstancias. ¿En qué te puedo ayudar?.
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