En su carrera hacia la postulación presidencial de Juntos por el Cambio Horacio Rodríguez Larreta se viene moviendo con tiempos de maratonista. “Esto es una carrera larga”, ha dicho en la intimidad.
En las últimas 48 horas sumó a sus huestes al radical Facundo Manes, quien dejó de lado -al menos desde los formal- sus diferencias con el precandidato a vicepresidente Gerardo Morales para conceder la foto del martes en Tandil junto al alcalde porteño. Así, los dos radicales que supieron tener aspiraciones presidenciales son hoy aliados de Larreta.
La contundente definición de alineamiento con Rodríguez Larreta que ayer ofreció María Eugenia Vidal fue un cimbronazo en el mundo amarillo. No tanto en el esquema global de la alianza Juntos, donde además de la UCR confluye la Coalición Cívica, sino en la vida interna del PRO, donde cuentan los reclutamientos como si fueran los puntos de una mano de naipes. Asoma más como una cuestión de simbolismo que de peso políticoelectoral real: Vidal no le va hacer ganar la PASO a Larreta. Pero no le resta. Mauricio Macri, que venía haciendo discretas gestiones para bajar la tensión de la disputa entre Patricia Bullrich y el alcalde porteño, reaccionó indignado. “Ha desdibujado su perfil”, aseguró sobre Vidal. Como diciendo que fichó definitivamente para el bando de las “palomas”. “Se había comprometido con Patricia y Cristian Ritondo”, aventuró el ex presidente. En rigor, no fue tan así.
Vidal había prometido que en esta guerra entre halcones y palomas ella iba a ser Suiza. Que iba a jugar a la neutralidad. Se lo dijo Ritondo, cabeza de la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires del espacio de Bullrich, a este cronista: “Me decepcionó María Eugenia. Ella me dijo que se mantendría neutral. Trabajé con ella durante años, dimos peleas importantes en la Provincia. Pero la persona con el carácter para seguir esos cambios es Bullrich”.
El bullrichismo explotó de ira durante la mañana de ayer, luego del tuit de Vidal. El jefe de campaña de Bullrich, Juan Pablo Arenaza, desconocido para el gran público, puso en sus redes: “Seguramente con plata podes tener muchas figuritas, el problema es que la de Messi nunca la vas a poder tener y la gente sigue a Messi. Sigan comprando figuritas, encima ya están gastadas”. Y la remató así: “La más bonaerense, la más porteña, la más neutral y al final, de nuevo, la empleada del mes. Sin comentarios”.
No es arriesgado decir que eso es o que piensa la propia Bullrich. ¿Porqué tanto enojo del bullrichismo? No lo dirán en público pero, básicamente, es porque el espacio siente que ellos contuvieron en sus listas legislativas nacionales y provinciales al “vidalismo residual”, esa tropa fiel que le quedó a la ex gobernadora luego que decidiera resignar su liderazgo bonaerense para postularse como diputada por la CABA en 2021.
Al mencionado Ritondo, que fue ministro de Seguridad provincial con Vidal, se suman por ejemplo Martín Yeza y Mercedes Joury en la lista de diputados nacionales. Y Alex Campbell, Roberto Vila, Johana Panebianco y Rita SalaANÁLISIS Mariano Pérez de Eulate [email protected] Otro cimbronazo interno, con fuerte malestar y reproches del bullrichismo berry, entre otros nombres que integran nóminas de legisladores bonaerenses -senadores y diputados- en las diferentes secciones electorales.
También es verdad que del lado de Larreta quedaron tal vez los más cercanos a Vidal: Federico Salvai, ex jefe de gabinete provincial, y su tocayo Suárez. Detalles de la lógica suiza. Cerca de Vidal dicen que el mencionado compromiso de neutralidad fue, en su momento, para facilitar la unidad del PRO en plena trifulca entre Macri y Larreta antes del cierre de listas.
Pero en el medio, pasaron cosas. Por ejemplo, los resultados de las elecciones en Santa Fe, Córdoba capital, San Luis, San Juan y Chubut que parecieron garantizar la unidad futura del partido amarillo, explican allí. Vidal y Larreta se habían alejado bastante cuando sucedió la ruptura entre el alcalde y Macri. La ex gobernadora había insinuado “halconearse”, acaso atraída por la idea de competir por la jefatura de Gobierno porteña con el apoyo del ex presidente.
Algo más racional que pensar en la Presidencia, como deslizó efimeramente al principio. Pero Macri optó por su primo Jorge. Ergo, mucha desilusión de Vidal, quien habría reflotado antiguas cuitas. Entre otras, aquellas de cuando en 2019 el entonces presidente sepultó cualquier proyecto de desdoblar las elecciones en la Provincia, como insinuaba el vidalismo para asegurar la reelección de la entonces mandataria.
En definitiva, lo que Vidal hizo fue volver a las fuentes: ella siempre consideró a Rodríguez Larreta como su mentor. Desde antes de que existiera el PRO, cuando la actual diputada era un cuadro en formación del “think tank” larretista, ya extinto, conocido como Grupo Sophia.
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