Axel Kicillof blanqueó los temores que existen en el oficialismo. La posibilidad de que una baja asistencia a las urnas perjudique las chances de Unión por la Patria y que la boleta presidencial de Sergio Massa no traccione lo suficiente, son dos aspectos centrales que están bajo la lupa en el equipo de campaña bonaerense. Y ayer, el Gobernador pareció aludir a esas dos circunstancias en la arenga a la militancia que efectuó durante un acto en la localidad de Escobar. “No hay octubre sin agosto: en las PASO tenemos que explotar las urnas con la boleta completa de Unión por la Patria”, destacó.
Ese concepto contiene las mencionadas dos inquietudes. Por un lado, en el peronismo se viene analizando que una flaca performance en las Primarias del 13 de agosto puede dejar plasmada una foto difícil de remontar de cara a las generales de octubre. De ahí, la apelación a la militancia para que profundice el trabajo territorial y ponga toda la carne en el asador en la cita electoral que se dará en dos semanas.
Que las PASO son apenas una gran encuesta, es una máxima que empezó a ponerse en duda desde hace varias elecciones. En realidad, existe ahora una corriente mayoritaria de analistas que consideran que son mucho más que eso, porque empiezan a definir lo que resta del escenario electoral. En la Gobernación se abrazan a esa teoría.
Cuando Kicillof sostiene que “no hay octubre sin agosto”, blanquea lo determinante que serán esos comicios.
La otra cuestión que ayer mencionó el Gobernador refiere a la candidatura de Massa. No lo dijo directamente como sí lo plantearon en las últimas horas varios de los intendentes del Conurbano que alertaron en una reunión de campaña respecto de que el tigrense estaría midiendo en sus distritos varios puntos por debajo de los alcaldes y del propio Kicillof. El temor es que, por tratarse de elecciones que se nacionalizarán, el tramo de la punta de la boleta empuje hacia abajo al resto de las categorías.
El mandatario fue mucho más prudente en esa referencia. Sin ser tan explícito, pidió “explotar las urnas con la boleta completa de Unión por la Patria”. Fue una apelación a que se trabaje de la misma forma por todas las candidaturas.
Esa afirmación responde además a las necesidades nacionales del oficialismo que se ha puesto como meta que, para potenciar las chances presidenciales, necesita que Massa sea el candidato más votado en las Primarias.
La idea de asociar a Massa con otros candidatos que miden más desembocó en la idea que se iba a plasmar hoy con la puesta en escena que se concretaría en La Matanza. En el corazón bonaerense del peronismo aparecerían el precandidato presidencial, Kicillof y varios intendentes y candidatos del Conurbano.
Así, los candidatos retomarían una tradición del justicialismo de realizar caravanas por las barriadas populares y tener “un cara a cara con el pueblo”, como impulsa el consultor español Antoni Gutiérrez Rubí. Pero esa actividad, se terminó postergando.
Claro que la estrategia oficial tiene otro costado central: hacer blanco sobre la oposición de Juntos por el Cambio. “Hemos visto el daño que generan el endeudamiento, el ajuste y la destrucción del aparato productivo. Por eso, en estas elecciones se definen los siguientes 30 años de la Provincia y la Argentina”, afirmó Kicillof.
“En los últimos días pudimos ver que aquellos que ya gobernaron a la Provincia y al país durante cuatro años en los que nos endeudaron, cerraron industrias y escuelas, ahora ni siquiera tienen propuestas y le dicen a nuestro pueblo que vienen a ajustar y a desinvertir”, insistió. La idea de nutrir a Massa de la territorialidad peronista llevará a Kicillof acompañar al precandidato presidencial en varias actividades en el Conurbano hasta el cierre de la campaña. Rodeado de intendentes, el oficialismo buscará mover a la militancia y que todos jueguen con la boleta completa.
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