Retiro
MARKETING APLICADO

Retiro

Una estrategia callejera.

Cada vez que tengo la oportunidad observo y destaco a los vendedores ambulantes, para mi son una fuente inagotable de inspiración comercial. Siempre me llamaron la atención los guiones de quienes se subían al bondi de la mano del “para la cartera de la señora, para el bolsillo del caballero”. Un fabuloso stand up comercial que me alegraba el regreso a casa. Personas que salen a la calle a buscar el mango y más allá de su situación no subestiman el poder de la creatividad, por el contrario, la potencian. Hoy le dedico esta columna a uno de ellos, quien contra toda lógica obtiene su ventaja al “retirarse” de la “zona caliente”, donde en apariencia radica la ganancia. 

Por la gran afluencia de personas, la zona de Retiro fue siempre un lugar propicio para quienes venden productos al paso. La lógica indica eso, mucho tránsito peatonal es igual a ventas. Una reducción estadística que no siempre funciona, simplemente por saturación de oferta, es decir muchos piensan lo mismo. Si bien el panorama no es ideal ni deseable, no puedo evitar analizarlo. 

Nada del otro mundo, solo un espíritu de supervivencia que quizá no esté expresado (literalmente) en ningún libro de marketing, pero seguramente forma parte de su cuerpo teórico. La acción ambulante de Retiro se comprime en un rango de no más de ciento cincuenta metros y, llamativamente, casi todos ofrecen lo mismo. Medias, auriculares, gorritos y no mucho más. Una oferta concentrada sin sentido que obliga a una puja de precios, y gritos. Un sonido ambiente que se parece mucho a un coro coordinado: “hay fundal pal celulaaaaaaa, hay chiiiiiipa, hay chiiiiipa”. 

Al superar esta zona “ruidosa”, cruzando Plaza San Martín, se ubica Jorge (hablé con él) un hábil comerciante a quien la vida puso en ese lugar. Sin gritos, sin presiones. Él solo se limita a estar en el momento justo, en el lugar adecuado. Una calle angosta y un local que solo vende medialunas calentitas. En el horizonte, no mucho más y es ahí donde Jorge obtiene su premio, ubicándose justo al lado del local. 

El frío y la necesidad de ”bajar’ la masa que se atora en la nuez de la garganta, hace el resto y los clientes forman fila para comprar su cafecito. “Sale un cortadito para la señora!

¿Con azúcar o edulcorante? “Ahhh, muuy bien se está cuidando el señor!”. Una pequeña comunidad, un punto de encuentro que no tendrá los sillones de Starbucks pero si el oportunismo de un genio de la vida que se re-inventa con una estrategia simple, la venta de productos o servicios complementarios. 

Parece fácil, pero pocos lo aplican. Ya lo hemos visto en nuestra ciudad, en este mismo espacio dediqué párrafos a la agotada estrategia de clonación, que trata básicamente de la copia como modelo de negocio. Por eso quiero citar una vieja frase que escuché por ahí, “si todos venden limones, ofrecé jugueras”. Una máxima que invita al pensamiento lateral, a invocar a la esfera creativa para no saturar con lo mismo. Correrse, retirarse del ruido de la batalla para ganar la guerra. Hacé como Jorge, retirate, sobre todo en estas frías mañanas de invierno porque siempre, hay café café!.

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