El "desarrollo paranoide" surge paulatinamente y se desarrolla en personalidades predispuestas (el fanático es un típico caso de la mencionada personalidad).
El fanático tiene un claro apego por la sobrevaloración de los hechos que distorsiona por su carga afectiva. Por eso muchos líderes pueden hacer una argumentación tan hábil de sus ideas irreales que suelen convencer a otras personas y de ahí que haya tantos fanáticos patológicos que los siguen. Sobrados ejemplos a través de la historia sacudieron al mundo.
Así, el fanatismo de unos y otros en nuestro caso ha llevado a la Argentina a la situación actual. Escenario incierto y con una dirigencia política que no puede estar más alejada de la gente y de sus angustiantes realidades. Un país que no presenta un plan de resurgimiento, sin ganas, sin fuerzas y sin futuro a mediano y largo plazo está condenado al abismo... Solo recordar una pobreza del 50%, 2 de c/ 3 niños son pobres y carecen de derechos básicos, 7 de c/10 niños no tienen sus 4 comidas diarias...; una educación acéfala, sin rumbo, hospitales sin insumos, carentes de médicos especialistas, miles de hogares, sin agua, sin luz, sin cloacas. Inseguridad y narcotráfico nunca vistos, inmanejable, incontrolable, alcanza con leer las estadísticas del Conurbano y Rosario.
Hoy las 2 fuerzas políticas dirimen sus internas y sus disputas de poder sin un ápice de vergüenza ante una república herida y en grave estado. Un gobierno que hizo de la mentira una verdadera forma de gobernar (alcanza con los dichos del Presidente, el Superministro de Economía y de la intelectual vocera presidencial). Obvio que avalados por una oposición con una escasez de propuestas manifiestas, charlatanería barata y sin un objetivo claro, más allá de su ostentación de poder. Ambos, gobierno y oposición, tienen cero empatía con la gente. Excepción que se cumple con aquellos fanáticos que distorsionan hasta su propia realidad.
La famosa grieta que continúa profundizando el gobierno, sostenida tan amablemente por la oposición, lleva la clara intención de seguir alimentando el populismo.
El sistema político está corrompido, abunda la desesperanza y la resignación y no se ve ni una clara propuesta de cómo vamos a salir de esta siniestra situación (inflación anual 102%). Todos estuvieron con todos o casi todos, juntos, compartiendo espacio político. Nadie afloja con la omnipotencia que da el poder y mucho menos el bienestar que el mismo otorga. Ya no hay más patriotas, solo la gente digna que lucha por un salario digno, por una seguridad visible y una educación y salud justa. A más de 40 años de democracia seguimos debatiendo de lo mismo. ¿Nosotros, ciudadanos, somos cómplices?
Párrafo aparte para la silenciosa complicidad de los gremios, aquellos que deberían luchar por el bienestar de los trabajadores, solo aturde el silencio.
Creo que más que una crisis económica estamos atravesando una crisis de moralidad sin precedentes y esto se está tomando como modelo de vida. Existe un conformismo global y total de todo y lo más lamentable de nuestro estado patológico es que estamos esperanzados en que nos salven aquellos que nos llevaron hasta aquí.
Debemos recuperar los valores morales, éticos y democráticos para poder vivir dignamente y en paz, si no, habrá que preguntarse: "Oh… ¿Y ahora quién podrá salvarnos?", y solo escucharemos: "Yo…, el Chapulín colorado ".
Que Dios nos acompañe.
Dr. Gustavo Adolfo Portiglia
DNI: 11.045.769
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