Hubo un tiempo en el que, por cualquier medida que tomara el gobierno local, algunas personas y entidades de “bien público” hacían oír su voz, pero eso fue allá lejos y hace tiempo. En la actualidad, ante el desinterés y el abandono a los que las autoridades nos han sometido, no se oye nada.
Tal es así que a este gobierno local le es permitido trasladar a nuestra ciudad las nefastas políticas de privatización del espacio público del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; alguien dirá que son sus jefes, lo que es cierto, pero de ellos, no nuestros. Mi ciudad, la ciudad de todos los juninenses, está abandonada, en las calles de empedrado reina una flora propia del campo, las de asfalto están camino al colapso, las plazas son presa de un abandono rayano en la indolencia, de los caminos rurales mejor no hablar, un edificio destinado a la cultura fue transformado en un centro de vigilancia, el Parque Natural abandonado, las bici-sendas bien gracias (al parecer, se dieron cuenta que las calles de Junín no son aptas por su poco ancho).
Pero señor, no hay que ser tan negativo, ahora se instala Mostaza y nos salvamos todos, turismo, mucho turismo, vendrán miles de persona a comer hamburguesas y todos felices ¿Los planificadores municipales dónde están? ¿La oposición dónde está? ¿la Asociación de Arquitectos dónde está?
A un terreno con una ubicación de privilegio y en un barrio que carece de espacios verdes, ¿puede llamárselo terreno ocioso o los ociosos son los funcionarios? Una cosa es vender un bien para hacer una obra que el municipio no puede con su presupuesto y otra muy distinta destinarlo a una hamburguesería. En el primer caso, se persigue un fin loable, beneficiar al Estado y al pueblo, y, en el otro, favorecer a un particular, aunque lo quieran justificar con la creación de puestos de trabajo y los millones de comensales que vendrán a Junín por el turismo gastronómico de la carne molida.
(*) Ex secretario de Obras Públicas durante la gestión del intendente Mario Meoni.
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