Muchas veces se analizan las cuestiones económicas desde un enfoque que olvida a la emoción como motor del consumo. En esta columna me refiero a la pasión por el fútbol, una fuerza motriz que nos impulsa más allá de la razón, sobre todo cuando las piernas pesan.
La dinámica entre oferta y demanda puede abordarse desde diferentes perspectivas. Para muchos, aún se trata de un estímulo reiterado en pos de generar una reacción. Para otros en cambio, la venta es consecuencia de una relación, pero veamos que dice el marketing.
El abordaje teórico tradicional refiere a dos tácticas. Una que expresa la idea de “empujar” a los clientes hacia la compra y la otra que busca “atraerlos” o “seducirlos”. Un método basado en la experiencia, en hacer que el cliente se sienta importante. Vamos por acá con el ejemplo de hoy.
Se trata de un mercado que de a poco se moviliza. Justamente porque nos sentimos protagonistas. A pesar de que ya se nos pasó el cuarto de hora, la incipiente oficialización del campeonato de fútbol senior generó un dinamismo comercial que posiblemente no sea percibido con claridad.
El profe que nos entrena en la semana y las pelotas que necesitamos para eso. El traumatólogo que nos diagnostica y el kinesiologo que posteriormente nos ayuda la recuperación. Los asados entre semana, que agilizan la salida de la carne y las bebidas. El club que nos abre las puertas y suma unos mangos alquilando el quincho. No se olviden de las ensaladas y el pan. Alguien que lleve leña y un heladito, hay heladoooos!
Ya no podemos presentarnos desprolijos, marchen los juegos de camisetas para todo el plantel, si. Con nuestros colores y el escudo. Canilleras obligatorias! Ahora si, estamos bien para la foto, que nos sacó un profesional, que brinda sus servicios. Che, parecemos futbolistas. A meter la panza!
Salió un campeonato en Tandil, y allá vamos, con la ilusión como motor, al que hay que ponerle nafta, claro. Paramos en el camino, comemos algo y el hotel que nos recibe. ¡Ah! no se olviden de que en medio tenemos un cuadrangular, atenti a la inscripción que incluye la copa. ¡Uh! La copa, medallas, los trofeos y los que pitan para que todo salga bien.
Muchachos de negro, ahora de amarillo que también suman minutos con el silbato y claro, un ingreso extra para casa.
La pelota rueda, va de un lado a otro generando movimiento, una dinámica que acelera la relación entre oferta y demanda por una única razón, en el medio hay un interés, un alimento: La pasión por la pelota. Alguien me dijo “señor”? De ninguna manera, no me diga Señor. Dígame “Senior”.
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