“El pan nuestro de cada día…” lo comerás “con el sudor de tu frente”.
Argentina es uno de los países más bendecidos por Dios de toda la tierra. Dios nos permite vivir sobre un suelo totalmente fértil y en un clima ideal para cualquier cultivo. La agricultura y ganadería en nuestro bendito país, según se estima, es capaz de producir alimento para más de 400 millones de personas.
El alimento es uno de los principales derechos de toda persona sobre la tierra. Es tan importante que el propio Jesús lo pone de relevancia en la oración del Padre nuestro. Una de sus oraciones reza: “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. Podríamos señalar que el alimento es el primero de los derechos, seguidos de la vestimenta, la vivienda y así sucesivamente todo lo que es vital para el ser humano, todo acompañado de la libertad.
Ahora bien, en estos días se ha puesto en discusión un tema muy importante y es la disyuntiva entre el trabajo y los planes que otorga el Estado. Y está clarísimo que nadie debería vivir de un plan sin trabajar. Dios también lo dejó escrito en el Génesis: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”. ¿Qué significa esto? Qué con trabajo y esfuerzo te ganarás el alimento. Esto no debería estar en discusión en ninguna agrupación o partido político, y en ningún gobierno de turno.
Por eso es sumamente necesario lograr un consenso universal para que a ningún argentino o extranjero que habite nuestro suelo le falte el trabajo y así pueda ganarse “con el sudor de su frente el pan de cada día”. No importa de qué partido político sea, si es empresario o agricultor, si es empleado o emprendedor, todos debemos estar de acuerdo en una sola cosa: que nadie sufra desnutrición, principalmente los niños, ya que ellos no solo son el futuro de nuestra Nación, sino que son el presente.
¿Qué legado estamos dejando a las futuras generaciones? Principalmente debería ser: Que todo logro, éxito y prosperidad se hace con esfuerzo, buena voluntad y fundamentalmente, con trabajo.
Germán Reichenshammer.
Pastor Evangélico, escritor y comerciante.
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