Tenemos una sola Tierra, es nuestro único hogar y es responsabilidad de todos cuidarla y preservarla, para nosotros y para las futuras generaciones. Hoy nos encontramos frente a una triple crisis ambiental: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Estas tres problemáticas, impulsadas por décadas de consumo y producción insostenibles, resumen gran parte de nuestros problemas socioambientales actuales.
Necesitamos transformar los sistemas socioeconómicos para mejorar nuestra relación con la naturaleza, y esa transformación comienza en cada uno de nosotros. Cada día tenemos una nueva oportunidad de tomar decisiones que nos guíen hacia estilos de vida más sustentables.
Si bien la pandemia hizo que las emisiones de gases de efecto invernadero, que son causa del cambio climático, disminuyeran temporalmente, vamos rumbo a un aumento de por lo menos 3°C en este siglo. Si queremos limitar el calentamiento a 1,5 C°, como pretende el Acuerdo de París, tenemos que reducir las emisiones en un 45% de acá al 2030 (en comparación con las de 2010) e intentar alcanzar la carbono neutralidad para el 2050.
¿Cómo reducir nuestra huella de carbono?
Cuidar la energía es un primer gran paso. Aprovechar la luz del Sol durante el día, usar luminarias LED, abrigarnos en vez de prender la estufa, mantener los aires acondicionados a temperaturas racionales (24 °C), invertir en aislamiento térmico y desconectar los aparatos eléctricos y electrónicos cuando no sean necesarios, son algunas de las buenas prácticas que podemos implementar.
El transporte también es un área clave para generar grandes cambios. La mejor opción siempre es ir a pie. Pero cuando tenemos que recorrer distancias más largas, podemos optar por la bicicleta o el transporte público. Si realmente necesitamos usar el auto particular, lo ideal es compartir el viaje con alguien que tenga que ir al mismo lugar o para el mismo lado.
La alimentación: disminuyendo nuestro consumo de carnes y lácteos y consumiendo alimentos locales y de temporada, ya estamos contribuyendo. A la hora de comprar, intentemos reducir el packaging al máximo, en especial el plástico y otros materiales que tienen una gran huella de carbono. Es importante planificar nuestras compras para evitar el desperdicio de alimentos que, además de ser una pérdida de dinero, tiene un costo social y ambiental enorme.
Todas nuestras actividades generan algún tipo de desecho. La naturaleza tiene sus propios mecanismos para absorberlos y aprovecharlos, convirtiéndolos en recursos. Pero nuestra velocidad de generación de los mismos es más rápida que la capacidad de la Tierra de tomarlos provechosamente. Por lo que se vienen acumulando hace varios años.
Practicando el consumo responsable, podemos reducir la contaminación que estos residuos generan:
- Las 3R, reducir, reutilizar y reciclar, es una regla que nunca falla. Reduciendo nuestro consumo de productos y servicios, reutilizando los materiales para alargar al máximo su ciclo de vida, y reciclando los residuos inevitables para darles una nueva oportunidad, disminuimos en gran medida nuestros desechos.
- A la hora de comer, es mejor elegir alimentos orgánicos o agroecológicos, que no contienen químicos, pesticidas ni aditivos sintéticos. Protegemos al ambiente, a la vez que cuidamos nuestra salud y la de los agricultores.
- Los productos de limpieza del hogar, higiene personal o cosméticos, suelen tener componentes contaminantes. Podemos elegir alternativas naturales y biodegradables, que son más amigables con el ambiente.
- Otros residuos que generamos a diario, como las pilas y baterías, luminarias y aceites, se consideran peligrosos. No debemos mezclarlos con los residuos comunes, sino que tenemos que buscar en nuestra localidad los EcoPuntos, puntos de acopio o recepción específicos para este tipo de desechos.
Más de la mitad de los bienes y servicios del mundo dependen directa o indirectamente de la biodiversidad. Nuestros hábitos de consumo y estilo de vida llevaron a la extinción del 8% de todas las razas de animales conocidas y puso en peligro de extinción a otro 22%.
¿Cómo podemos ayudar a conservar la biodiversidad?
- No adquirir especies exóticas. Y si lo hacemos, no liberarlas o abandonarlas. No son mascotas, souvenirs, ni juguetes. Si están donde no deben, se convierten en especies invasoras.
- Consumir productos fabricados con criterios de sostenibilidad. Por ejemplo, los papeles y cartones con sello FSC, que provienen de bosques gestionados de forma responsable, o los productos de cosmética que no poseen microplásticos.
- Respetar carteles, guías y directivas en entornos naturales. No hacer fogatas ni tirar basura donde no se debe. Tampoco retirar seres vivos, rocas, caracoles u otros elementos de los ecosistemas.
Cuidar al planeta es cuidarnos a nosotros mismos. Con pequeños cambios en nuestra vida cotidiana podemos generar un gran impacto, construyendo un futuro próspero y sostenible para todos.
Maite Durietz: Licenciada en gerenciamiento ambiental, especialista en sustentabilidad y consultora B (@unaovejaverde).
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