El epílogo de la novela generada alrededor de la reforma a la ley de jubilaciones del Banco Provincia, no está escrito. Tampoco, uno de sus condimentos políticos centrales: cómo se parará Juntos por el Cambio frente a un debate que incomoda y genera movimientos telúricos en la principal colación opositora.
Hace algunas horas, luego de aquel cimbronazo que generó Mauricio Macri cuando alzó la voz para frenar los cambios al sistema previsional que se habían consagrado durante la gestión de María Eugenia Vidal, el espinoso tema volvió a escena. Y con él, las marcadas diferencias que el radicalismo y el PRO mantienen alrededor de ese debate.
El expresidente se había metido en la cuestión cuando se enteró de que el Frente de Todos y Juntos habían acordado en la Legislatura dar marcha atrás con los cambios de Vidal que apuntaban a reducir el déficit crónico de la Caja de Jubilaciones del Bapro que anota unos 15 mil millones de pesos al año.
El proyecto impulsado por Axel Kicillof vuelve la edad jubilatoria de las mujeres a los 60 años, cambia la forma de cálculo del haber previsional para desengancharlo del que aplica Anses y, además, hace cargo a la Provincia de la atención del rojo anual del sistema, cuando hasta ahora debe absorberse con las utilidades del propio banco.
Macri estalló y logró frenar la reforma bajo el concepto de que se estaban consagrando privilegios a los empleados de la entidad bonaerense y que se generaba una nueva carga sobre las espaldas del Estado. Si el expresidente celebró que su intervención parara la votación de la ley, puede que se trate de un festejo efímero. No sólo eso: quizá esté afrontando un fuerte desafío del radicalismo.
El líder del PRO, interesado en sumar sectores de derecha, había reunido hace algunas semanas a los legisladores nacionales de su espacio para reclamarles que no sigan a los radicales en cada una de las votaciones en el Congreso. Acaso la UCR, desde la Provincia, le esté pagando con la misma moneda.
Hace algunas horas, el Frente de Todos movió sus fichas en la Cámara de Diputados bonaerense y puso en debate en comisiones del proyecto de ley de reforma a la Caja del Bapro. La novedad no es esa. Lo que realmente parece constituirse en un hecho llamativo es que mientras los diputados del PRO siguieron la línea trazada por Macri, los radicales decidieron abstenerse en el dictamen que firmó la mayoría peronista. El dato es por demás interesante desde el punto de vista del futuro que le espera a esta reforma: si la UCR mantiene esa postura tanto en Diputados como en el Senado, la ley Vidal terminará quedando sepultada.
¿Volverá Macri a alzar la voz?
Esa sola cuestión abre un abanico de especulaciones sobre cuán firme están los cimientos de Juntos por el Cambio para sostener la coalición de cara a 2023. Macri sale y torea a los radicales. Desde la Provincia, la UCR parece decidida, también, a mostrarle los dientes.
Ese clima de tensión puede que se amplifique si se terminan confirmando algunas versiones que están ganando peso en el escenario bonaerense y que tienen que ver con un supuesto acuerdo entre el oficialismo y al menos una parte de la oposición para cubrir dos vacantes en la Suprema Corte.
El máximo tribunal bonaerense tiene cuatro miembros en funciones. Y si bien existen tres vacantes, habría un intento más o menos rápido para cubrir dos. Uno de los sillones sería para el kirchnerismo; el otro, para algún representante de la UCR.
Uno de los nombres que más se menciona desde el oficialismo es el de Marisa Herrera, una jurista bien cercana al kirchnerismo.
Dato de color: es hermana de Paloma Herrera, la reconocida bailarina que hace poco se alejó de la conducción del Teatro Colón.
Desde el lado del radicalismo, se menciona a Marina Sánchez Herrero, ex integrante del Consejo de la Magistratura de la Nación y actual presidenta del Concejo Deliberante de Mar del Plata. Es la esposa del titular del radicalismo bonaerense, Maximiliano Abad.
En una segunda etapa vendría una segunda cobertura de otras dos vacantes: la que quedaría sin cubrir y la que se generaría con la renuncia de unos de los actuales ministros que habría iniciado los trámites para jubilarse.
Esos pliegos deben pasar por el Senado y requieren de un acuerdo amplio. Tanto, como el que parecía haberse logrado para votar hace algunas semanas la mencionada reforma jubilatoria para los empleados del Bapro, el mismo que Macri detonó y que ahora, el radicalismo, parece encaminado a resucitar.
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