Desde muy chico nos enseñan que la economía es conducida por personas de ceño fruncido y traje gris. Administradores de números que de forma lineal concluyen con gráficos como soporte argumental. Quizá sea esa una deformación, entiendo que dicha función representa sólo un área de la economía, actividad que necesariamente deberá integrar otras capacidades.
La antropología social, la psicología, el pensamiento lateral o creativo, la capacidad de detectar, entender, producir y reproducir sistemas para satisfacer necesidades cambiantes debe estar presente en la economía, que requiere de una actualización.
¿Quiénes conforman los equipos económicos? Por estos días y apoyado en bibliografía que respeto, empiezo a dudar de quienes tienen la responsabilidad de crear mecanismos que desarrollen fuentes de trabajo. ¿Acaso consideran los cambios sociales, culturales y los cambios de hábitos que se constituyen de forma masiva? ¿Cuáles son las conclusiones que tienen para aportarnos los ministros sobre la creación de productos y servicios, intercambio y distribución de bienes de consumo? ¿Cómo le enseñan a la población a desarrollar propuestas para desarrollar nuevas relaciones comerciales sobre un terreno de base inestable y variable?
En una sociedad con cimientos tradicionales, algunas actividades, profesiones o saberes apoyan sus anchas nalgas sobre la silla de poder sin la capacidad de interpretar lo que está ocurriendo en la sociedad. El trono de decisión debe pasar de manos, apoyándose, nutriéndose de información y conocimientos que enriquezcan las decisiones económicas para lograr políticas de mayor relevancia para la creación de micro-economías. Múltiples formas de generación de fuentes de trabajo. Ideas que rompen con la estructura tradicional de la producción en cadena y la ausencia de diferenciación. Desde mi punto de vista, cada uno de nosotros contiene una empresa, un pensamiento, carácter, estilo y forma de actuar potencialmente trasladable a una propuesta de producto o servicio que nos permitirá desarrollar una forma de vida. El mundo se puso patas para arriba, las fórmulas de trabajo deben adaptarse, hay que sacarse el traje y arremangarse.
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