La relación entre las personas y los animales es histórica, funcional en algunos casos y sentimental en la gran mayoría. Incorporar un animal al grupo familiar, específicamente perro y/o gato, es una gran decisión, implica un compromiso que incluye la alimentación del animal, su higiene, su salud y bienestar.
Elegir nombre para el nuevo animal de compañía es un gran acto de amor. Ahora bien, ese animal que tiene nombre y forma parte del hogar, conlleva nuevas responsabilidades que se deben cumplir, para evitar malos momentos y/o futuros problemas.
Integrar a un perro y/o gato significa entender y comprender qué animal vamos a incorporar teniendo en cuenta las características del grupo familiar y el hábitat en donde va a convivir, y prever alimentación, higiene, salud, bienestar y socialización. Implica incluirlo dentro de un sistema sanitario donde se tengan en cuenta los controles veterinarios, desparasitaciones y vacunas, en pos de su salud y de la comunidad. Parecen ser cosas obvias a las cuales muchos acostumbramos, pero reforzar su importancia es necesario y más en un contexto como el que nos encontramos transitando donde vamos retomando nuestras rutinas de principios de 2020. A pesar de ello, aún estamos en pandemia por lo que debemos ser constantes en la atención de la sanidad de nuestros animales con el objetivo de prevenir posibles zoonosis, es decir, enfermedades de los animales que pueden ser transmisibles al humano.
Además, luego del aislamiento preventivo, social y obligatorio y de épocas donde estuvimos mucho tiempo en nuestras casas con nuestros animales, nos encontramos con nuevas situaciones que pueden deberse a la costumbre de vernos de manera permanente. Es por eso que se debe estar atentos al comportamiento que tiene el perro, especialmente, hacia los humanos, hecho importante a considerar para prevenir posibles agresiones. Es así que ante la mínima actitud agresiva, es recomendable acercarse a un veterinario capacitado en comportamiento y solicitar su asesoría; como primer medida es importante que antes del año de edad se los acostumbre a que no intenten morder ni saltar, ni siquiera jugando; tampoco permitir que deambulen sueltos y solos por la calle; siempre es recomendable el uso de Correa-Collar-Bozal, y en los paseos levantar las deposiciones de la vía pública ya que traen aparejadas problemas para la Salud Pública.
Por eso desde el Colegio insistimos en asumir el compromiso de respetarlos como seres vivientes y sintientes, resguardar su salud; siendo esta una de las estrategias más eficaces en la prevención de las enfermedades zoonóticas y el cuidado del bienestar de los animales y la comunidad. Si bien hicimos foco en animales de compañía, no debemos olvidar la importancia de cuidar todas las especies animales con quienes convivimos y compartimos la vida en este planeta. Para finalizar recordamos que cuidar la salud y el bienestar de los animales que nos acompañan es cuidarnos a nosotros mismos y a toda la comunidad.
Osvaldo Rinaldi: Médico veterinario, presidente del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires.
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