Mientras continúa la ronda de nombres y versiones de un posible cambio de gabinete del presidente Alberto Fernández, que acreciente las diferencias dentro del frente oficialista, o quizás termine en algún acuerdo intermedio con la vice, Cristina Kirchner, el único dato certero es que el ministro Martín Guzmán se mantiene en el gobierno y según parece con algo más de poder que semanas atrás.
El índice de 6,7 por ciento de inflación en marzo sacudió todo el andamiaje oficial, pero no llevó a la salida de Guzmán sino a que gane algunos espacios de poder en la interna oficial. ¿Esto significa que los eventuales cambios en el gabinete no lo tocarán? En este momento, nada es definitivo y menos la poltrona del jefe de Economía.
Las versiones aseguran que Alberto Fernández sostiene a Guzmán, el único funcionario que (mal o bien) tiene diálogo con el staff del FMI y le aseguraría que el acuerdo con el organismo funcione. Pero también circulan informaciones que aseguran ofreció ese cargo a Roberto Lavagna, quién no aceptó, y que el Presidente recibió otras opciones de cambio. Puede que sean ciertas o solo una más de las tantas operaciones políticas de las últimas semanas en el frente oficialista.
El tiempo despejará la opacidad sobre que está ocurriendo realmente en Olivos, aunque por ahora las tareas de Guzmán siguen y con un horizonte de varias semanas claves para la gestión oficial.
El titular de Hacienda viaja a Washington DC a participar de la reunión de primavera del FMI/Banco Mundial y, probablemente a conversar cómo sigue el acuerdo con la Argentina.
En pocas semanas más, llegará al país la misión técnica del FMI que deberá aprobar el desembolso por el cumplimiento de las metas de la primera parte de 2022; y en mayo ya se iniciaría la nueva etapa de actualización del programa, a la luz de lo ocurrido en los mercados debido a la guerra en Ucrania. Esta segunda parte es la más importante en juego: la primera revisión del programa con el FMI la dan por cumplida la mayoría de los economistas independientes; pero la adecuación, o como dicen los especialistas, “recalibrar” las metas o políticas del programa, es aún una incógnita
¿Cuánto más flexibilizaría el FMI el programa? ¿Cuánta ayuda más recibiría el gobierno de Alberto Fernández? Guzmán, entre tanto, logró hacerse un espacio con la idea de cobrar otro impuesto, por la “renta inesperada” y avanzar con la realización de las audiencias públicas, paso indispensable para ajustar las tarifas de gas y luz.
Sobre la primera revisión del programa con el FMI, un informe de Marina Dal Poggeto sostiene que “ya se cumplió con dos de las cuatro metas (la de reservas y la de financiamiento monetario) y solo resta la de deuda flotante y la de déficit fiscal de marzo”.
Otros informes económicos también registran un cambio interesante en la gestión de Guzmán este año. A diferencia de lo ocurrido a finales del año pasado con el plan electoral, el estudio semanal de la Fundación Mediterránea dice que “la política fiscal y monetaria del arranque de 2022 han dado un giro visible respecto de la última parte de 2021, aunque es temprano para que ese cambio impacte sobre la inflación y las expectativas porque los excesos de liquidez subsisten”.
Es decir, con Guzmán este año la administración ha sido más prolija, pero aún es insuficiente como para cambiar las expectativas de inflación. Además, el alza de precios lleva a una caída de la actividad económica.
Según el mismo estudio, “la recaudación de impuesto revela que la aceleración de la inflación puso un freno a la actividad del primer trimestre de 2022”.
El índice que elabora IERAL, en base a la recaudación de impuestos asociados al mercado interno, registra una caída de 0,7% en el primer trimestre del año, lo cual “sugieren que se está licuando parte del arrastre estadístico positivo con el que había terminado e 2021”. Dal Poggeto a su vez proyecta “un crecimiento de sólo 0,5% en 2022, recortando el arrastre estadístico de 3,6% que dejó el dato de enero” y una inflación del 64% para el año.
Otros números
En cuanto a “recalibrar” el programa a la nueva realidad internacional, existe cierto consenso en que tanto el staff del FMI como el equipo de Guzmán, deberían acordar que la inflación sería más alta, el crecimiento económico más bajo y la reducción de los subsidios a la energía no llegaría a 0,6% del PBI, como establece el programa original. ¿Cuánto más o menos serían esos números que aceptaría el FMI a partir de las metas que se revisan en junio?
El FMI, por medios de la directora de Estrategias del Fondo Monetario Internacional (FMI), Ceyla Pazarbasioglu, había señalado luego de conocido el índice de 6,7% de marzo, que “la inflación está paralizando la economía” de la Argentina. Según el estudio Broda, el organismo exigió a las autoridades argentinas que recalibren las políticas, para asegurar el cumplimiento de las metas del programa. Pero esa interpretación puede que no sea textual y cuando las partes inicien la renegociación del programa, es probable que sean recalibradas, las políticas y también las metas.
En otras palabras, más sencillas, cuando sea recalibrado el programa acordado con el FMI, anunciado hace poco más de un mes, es probable que como resultado se trate de “otro” programa, totalmente diferente al que está vigente hoy.
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