En su discurso de la madrugada del 24 de febrero, Vladimir Putin anunció una “operación militar” con el objetivo de desmilitarizar y “desnazificar” Ucrania. ¿A que se refería exactamente el presidente ruso con estos términos?
Para responder a esta pregunta es esencial aclarar lo siguiente: la consigna tiene raíces históricas que se remontan hasta la segunda guerra mundial, pero el uso que hizo Putin de ella para justificar la invasión a Ucrania se basa en una representación distorsionada de la realidad actual.
En concreto, Putin acusa al Gobierno ucraniano de estar en manos de grupos neonazis. Por lo tanto, la desnazificación de Ucrania claramente se refería al derrocamiento del Gobierno de Volodímir Zelensky. En primer lugar, para comprender el impacto simbólico de esta consigna, debemos retrotraernos hasta la Segunda Guerra Mundial. En el imaginario ruso, el nazismo representa el enemigo supremo, que fue vencido por el pueblo ruso en la gesta bélica más heroica jamás ocurrida. Esto es algo que enorgullece al pueblo ruso aun hoy en día. Basta ver las celebraciones anuales del Día de la Victoria en Moscú el día 9 de mayo para tomar dimensión de su vigencia emocional y simbólica.
Ahora bien, ¿es realmente el gobierno de Zelensky neonazi? El origen de ultranacionalismo contemporáneo en Ucrania está íntimamente vinculado al nazismo. Durante la segunda guerra mundial, los grupos ultranacionalistas ucranianos liderados por Stepán Bandera se aliaron con el ejército nazi en contra del enemigo común, la Unión Soviética, con el objetivo de alcanzar la independencia del país. Más cerca en el tiempo, a lo largo de la última década se observa un fuerte aumento del ultranacionalismo, la extrema derecha y la retórica neonazi en Ucrania como producto de las crecientes tensiones con Rusia. El Euromaidán, el movimiento popular que derrocó al presidente pro-ruso Víktor Yanukóvich fue apoyado por los grupos de extrema derecha. Posteriormente, cuando estalló la guerra civil en la región del Donbass, en el este del país, se formaron batallones de voluntarios de extrema derecha para combatir contra los separatistas pro-rusos. Durante este período, el estado ucraniano fue permisivo con el auge de la extrema derecha y el ultranacionalismo. Sin embargo, es importante señalar que los partidos de neonazis como “Svoboda” (“Libertad”), son fuerzas marginales y que no apoyaron a Zelensky en las elecciones de 2019.
A su vez, también es importante señalar que el propio Zelensky, el presidente de Ucrania, es judío y que su lengua nativa no es el ucraniano, sino el ruso.
En síntesis, el llamamiento del Putin de desnazificar Ucrania apeló a una figura simbólica muy poderosa para los ciudadanos rusos e identificar al enemigo como Nazi era fundamental para generar consenso interno. Sin embargo, esa consigna solo sirvió para enmarcar sus intenciones de derrocar al Gobierno ucraniano y guarda una relación distante con la realidad.
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