“Cristina también tiene sus matices y sus diferencias respecto del Fondo, pero el Presidente soy yo y la decisión la tenía que tomar yo”, reconoció anoche, visiblemente afectado, Alberto Fernández al hacer referencia al portazo de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque del Frente de Todos en Diputados, como muestra de rechazo al acuerdo con el FMI, que prevé fuertes recortes en la emisión y en el gasto público.
La carta de Máximo -nuevamente la familia Kirchner recurrió a la vía epistolar para sacudir la interna del Frente de Todos-, conocida a las 19 sacudió al oficialismo. En los grupos de chats los funcionarios “estallaban de bronca” por una decisión que, observaban, desafía al Presidente y pone a prueba la unidad de la coalición oficialista.
Tanto en el entorno del jefe de Estado como del propio diputado, deslizaron anoche que “Máximo llamó al Presidente a la tarde” para darle a conocer esta determinación y que antes lo había hablado con su madre y que ella “no estaba de acuerdo con esa decisión. Que lo hacía porque así facilitaba su trabajo. Que no se irá del Frente de Todos”.
De esa forma, en ambos extremos de alianza gubernamental se intentaba minimizar el terremoto político dentro del oficialismo. Desde el anuncio del último viernes del principio de acuerdo entre el Gobierno y el staff del Fondo, que tranquilizó a los mercados financieros, pocos referentes del kirchnerismo habían hecho referencia al entendimiento.
El objetivo era no dinamitar la buena nueva que enarbolaba por entonces el oficialismo. Pero, poco a poco, fueron conociéndose algunas diferencias del kirchnerismo con el ritmo de reducción del déficit fiscal y del nivel de emisión monetaria que había oficializado el mentado entendimiento. Con todo, ayer en el entorno de Máximo Kirchner destacaron que “otros compañeros de bloque” desaconsejaban la idea de dimisión.
“El kirchnerismo siempre necesita su relato. Con las tarifas pasa lo mismo. Esperemos que, más allá de algún discurso de barricada, todo se ordene en la votación en el Congreso” del acuerdo del Fondo, confió una fuente albertista, unas horas antes de conocerse el incendiario comunicado de Máximo.
Anoche comentaron fuentes del Gobierno que su reemplazante como jefe de bloque será un diputado del interior, sin más detalles.
Fernández se retiró a las 20.10 de la Casa Rosada junto a la portavoz presidencial Gabriela Cerrutti, y al jefe de asesores, Juan Manuel Olmos, un dirigente porteño de estrecha confianza. Se lo veía hablando por celular con gesto fruncido. Tenía prevista 10 minutos antes una entrevista con un canal de cable que, a la postre demorada, le permitió dar definiciones sobre el sorpresivo episodio.
Durante el reportaje televisivo, el jefe de Estado recordó que el miércoles pasado había hablado con el entonces jefe de bloque y éste le había expresado sus diferencias sobre la negociación en marcha por la deuda externa. Luego reseñó el diálogo telefónico de ayer y sostuvo que, pese a que trató de convencerlo de que diera marcha atrás, era una determinación consumada. Reconoció que en un sector de la coalición hay “visiones preocupadas de este acuerdo” sobre que desencadene algún eventual “tipo de ajuste” y añadió que hoy se definirá quién sucederá al hijo de Néstor y Cristina en la jefatura de bloque del FdT.
Con todo, algunos observadores oficiales de la misiva de renuncia prestaron especial atención a la frase “es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional, no sólo en lo inmediato sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023”. Según interpretaban, no sólo el Presidente está pensando en ser protagonista de la siguiente administración de la Casa Rosada.
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