En la Gobernación existe una sensación de satisfacción por el resultado electoral del domingo. La ajustada derrota a manos de Juntos se transformó en una bebida más digerible producto de la remontada del Frente de Todos que le dio cierto tono de épica a la performance final del oficialismo.
Al menos esa es la lectura que se hace cerca de Axel Kicillof sobre el veredicto ciudadano que alejó el peor de los escenarios imaginados: que la ventaja de 4 puntos que Diego Santilli le sacó en las PASO a Victoria Tolosa Paz se ampliara al punto de generar una nueva crisis en su administración.
El otro motivo de festejo medido para el mandatario tuvo que ver con la concreción de un objetivo por el que venía bregando desde hace rato: arrebatarle a Juntos la mayoría en el Senado. Esa aspiración se terminó concretando y dejó la relación de fuerzas en un empate en 23 bancas por sector.
Sin embargo, ese cambio de geografía más benigna para Kicillof lo seguirá obligando a negociar con la oposición acuerdos parlamentarios. Primero, porque aunque mejoró su situación, el oficialismo no consiguió el quórum de 24 para poder por sí solo garantizar sesiones. También, porque en la Cámara de Diputados el Frente de Todos retrocedió en su representación y dejó a Juntos como primera minoría.
Emerge allí la figura de Martín Insaurralde. El jefe de Gabinete asoma como uno de los principales negociadores del rompecabezas que habrá que resolver en conjunto con la oposición para destrabar la falta de mayoría que el oficialismo seguirá teniendo en ambas cámaras.
Insaurralde conoce de estas lides. Fue actor central en la gobernabilidad que logró conseguir María Eugenia Vidal cuando le tocó administrar la Provincia con un Parlamento en minoría. Ahora, le tocará ejercer ese rol del otro lado del mostrador. En rigor, mostró su pericia de negociador hace algunas semanas cuando logró el acuerdo de la mayoría opositora en el Senado para que Juntos aprobara el pliego de designación de un director del Banco Provincia.
Kicillof se apresta a enviar el proyecto de Presupuesto y la ley Impositiva 2022. Son proyectos centrales que demandarán acuerdos ineludibles. “Los mandamos esta semana”, dijeron ayer en la Gobernación. En principio no habría apuro oficial para que se aprueben con esta composición legislativa. El debate podría pasar para diciembre con el recambio parlamentario.
Esa hoja de ruta es el inicio del relanzamiento de la gestión que el mandatario prevé concretar en breve. Es altamente probable que incluya cambios en su gabinete que Kicillof está analizando. “La nueva etapa necesita nuevas estructuras y eso puede implicar nuevos nombres”, sostienen en el círculo cercano del mandatario.
Se habla de la creación de los ministerios de Cultura y de Medio Ambiente. Suenan dos nombres para esas carteras: la diputada provincial Florencia Saintout y la legisladora nacional camporista Daniela Vilar. Otra de las versiones rodean a Sergio Berni. El ministro de Seguridad podría no seguir en el cargo y se abriría un espacio que miran con indisimulado interés intendentes del PJ, empoderados ahora tras la remontada que protagonizaron en los comicios del domingo.
De ese escenario surgen interrogantes: ¿será Kicillof el que esta vez disponga los cambios o surgirán forzados por imposición de La Cámpora y el revalorizado poder territorial del peronismo? Por lo poco que trasciende hasta el momento, es el Gobernador el que tendría decidido avanzar con algunos retoques.
En ese escenario de cambios, se menciona que el PJ tendría en la mira no sólo a Seguridad. También, al área educativa que lidera Agustina Vila y al ministerio de Trabajo que conduce Mara Ruiz Malec, dos funcionarias del círculo del propio Gobernador.
Dispuesto a dar vuelta la página sin más demoras, el gobierno bonaerense se apresta a concretar un relanzamiento que incluirá anuncios de nuevos programas en materia de obras y producción. Kicillof, como ocurre a nivel nacional, tampoco quiere demorar más la tarea de acomodar el barco con proa a 2023.
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