En una frenética carrera contra el reloj, el Frente de Todos está enfrascado en la ímproba tarea de, al menos, decorar el resultado final. Buena parte de la dirigencia, con honradas excepciones, exprime energías convencida de que las medidas anunciadas por el Gobierno nacional y el mayor despliegue del aparato partidario, en especial en distritos del Conurbano, quizás no alcance para dar vuelta la elección. Existe una barrera mucho más elevada y difícil de franquear que los 4 puntos de diferencia que Juntos le sacó a la lista encabezada por Victoria Tolosa Paz en las Primarias. Coinciden en que el humor social adverso al oficialismo no ha cambiado sustancialmente y esa vara eleva aún más el desafío y se torna determinante.
En el Gobierno bonaerense se entusiasman al menos con la posibilidad de que en medio de una eventual derrota se termine filtrando una buena nueva: la concreción del sueño de Axel Kicillof de emparejar la relación de fuerzas en el Senado donde Juntos tiene holgada mayoría. La distancia entre ese anhelo y la realidad son algunos puntos más para el Frente de Todos en el norte y oeste del Conurbano y en la sección Séptima que nuclea a las comunas del centro chacarero. Hoy parece ser un objetivo más cercano, aunque difícil, que el plan macro de dar vuelta la elección en la Provincia.
Parte de esas sensaciones dan paso a las especulaciones sobre el día después. En distintos sectores del peronismo se anticipa que sobrevendrán más cambios en el gabinete de Kicillof donde, pese a su abrupta disminución de la exposición pública de los últimos días, se da como un hecho la salida de Sergio Berni. El ministro de Seguridad bajó el perfil por pedido expreso del mandatario, luego de que no solo profundizara sus diferencias con la Casa Rosada sino que además se cruzara con Aníbal Fernández.
Berni ya prepara su propio proyecto político para dar batalla en 2023 con la esperanza de que se abra la posibilidad de una interna en el Frente de Todos.
No sería el del ministro de Seguridad el único recambio. Cerca del propio Kicillof se blanquea que, más allá del resultado final de las elecciones, se viene un “relanzamiento” del Gobierno bonaerense. Y que ese reencendido del motor puede incluir desde cambios de funcionarios hasta de creación o supresión de estructuras ministeriales.
Esos anuncios poselectorales no demorarán mucho. “Vamos a tener que hacer en dos años lo que no pudimos hacer en cuatro, culpa de la pandemia”, dicen en el Ejecutivo. Bajo el cristal ideológico de Kicillof, hay que avanzar rápido en la reactivación económica “que nos permita salir de 6 años de peste: cuatro del macrismo y dos del Covid-19”. Existe otra premura: el 2023 empezó a jugarse y el proceso de reacomodamientos se acelerará luego del domingo 14.
En Juntos se respira un clima de optimismo medido. El sorpresivo triunfo en las PASO reacomodó algunas fichas. Por estas horas se admite que se está volviendo difícil apelar al voto útil para desinflar al resto de los candidatos como José Luis Espert o Florencio Randazzo desde la plataforma triunfante en la que quedó instalado Diego Santilli. También, de generar un épica ganadora, justamente cuando la oposición ya saboreó las mieles de la victoria hace poco menos de dos meses.
Aun así varios dirigentes parecen convencidos de que la diferencia podría ampliarse por aquello del malhumor social que el Frente de Todos no estaría logrando redimir.
Juntos también se asoma a la ventana del día después. Por eso incomodó a sectores del PRO y de la UCR la fuerte salida a escena de Mauricio Macri en los últimos días, que incluso terminó opacando a los propios candidatos. Ese elevado perfil -en parte auspiciado por la citación judicial en Dolores-, alimentó los rumores sobre el nunca descartado proyecto presidencial del exmandatario. Sin que una cosa tenga que ver con la otra y acaso como para hacer equilibrio, Santilli compartirá la semana que viene actividades con Macri en la Provincia.
El radicalismo, mientras tanto, se frota las manos con el reverdecer partidario que trajo la primavera llamada Facundo Manes. Ya se habla incluso de una opinión mayoritaria en el partido para que la UCR tenga en la Legislatura sus propios bloques escindidos del PRO. Juzgan que esa escisión, aun bajo el paraguas de Juntos, será natural en el marco de la pelea política que vendrá por las candidaturas para 2023.
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