PANORAMA PROVINCIAL

El oficialismo y la oposición ante el desafío de lograr que crezca el caudal electoral

El reloj está corriendo. Mientras más se acercan las elecciones legislativas de noviembre, mayor es el vértigo que se vive en los bunkers de campaña de las fuerzas mayoritarias bonaerenses. La idea general que parece imperar en ambas es la de trabajar para que crezca el caudal electoral que concurrió a las urnas en las Primarias, poco más del 66,2 por ciento del padrón. En Juntos y en el Frente de Todos pretenden hacer crecer esa asistencia al promedio histórico, cercano al 72 o 73 por ciento. Movilizar garantiza subir el piso propio, evalúan unos y otros.
Comparando con septiembre pasado, se estaría percibiendo una dinámica más activa del aparto peronista del Conurbano, sobre todo en ciertos municipios clave.
Ejemplo puntual: en San Martín, perteneciente a la Primera Sección Electoral, el ministro de Infraestructura nacional y exintendente local, Gabriel Katopodis, desembarcó con mucha más fuerza de lo que se vio en la previa de las PASO -léase: obras, anuncios, locales políticos- para intentar el triunfo. Lo mismo pasa con Juan Zabaleta, el titular de Desarrollo Social, de Hurlingham, y administrador de los planes de asistencia para los estratos sociales más vulnerables.
Algo parecido sucede en Lomas de Zamora, pago chico del jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde. O en La Matanza, bastión cristinista. Ambos partidos integran la Tercera Sección, al sur del Gran Buenos Aires. Distritos donde ganó el PJ en las PASO pero, se analiza ahora, se podría haber ganado aun mejor con más “laburo”.
La Tercera, o sea el sur del Gran Buenos Aires, es una primera obsesión peronista, de cara a noviembre, y es una batalla que Juntos casi da por perdida. Pone en juego 18 bancas de diputados provinciales pero, además, para el FDT representa un posible diferencial muy favorable que contribuiría a contrarrestar la eventual adversidad en el interior provincial.
La cofradía de intendentes que, con apoyo de Máximo Kirchner, prácticamente intervino el Gobierno de Axel Kicillof, no alcanza a entender algunos números con los que se encontró al llegar al Gabinete y que, para ellos, muestran una cierta desatención hacia esa populosa zona en la que manda el peronismo: está conformada por 19 distritos y solo en 4 gobierna la oposición.
Un ejemplo de aquella queja: cuando Leonardo Nardini -alcalde de Malvinas Argentinas- asumió en Infraestructura pidió la lista de los montos que esa cartera había bajado en emprendimientos a cada Municipio afín desde que llegó su antecesor, Agustín Simone, a fines de 2019. Según fuentes oficiales, a La Matanza se destinaron unos 200 millones de pesos en dos años, siempre en obras públicas provinciales. Hablamos de un distrito equivalente a unas cinco provincias argentinas.
Ahí se activó el chip electoral oficialista. Para eso, en definitiva, arribaron Insaurralde y sus “barones” a La Plata. De cara a las próximas elecciones, ya anunciaron convenios para iluminación, pavimentación y cuestiones hidráulicas por más de 2500 millones de pesos. Agradece el intendente Fernando Espinoza, más allá que en el futuro habrá que chequear si las promesas se concretan.
Es solo un caso. Ese mecanismo de “buenas noticias” distritales, generado desde el Gobierno provincial (es aparte la ayuda nacional), se ha repetido en otros municipios justicialistas, lo que se suma a algunas prácticas clientelísticas muy básicas que fueron denunciadas por la oposición.
Una segunda obsesión del oficialismo es la Primera Sección, al norte del Gran Buenos Aires. Ponen en juego 8 senadores provinciales. La aspiración actual del PJ sería quedar 4 a 4, para lo que tendría que mejorar, sí o sí, el resultado de las PASO en las que cayó por cuatro puntos. No asoma imposible. Es que Kicillof desea contar con más senadores propios en sus dos últimos años de mandato, para cambiar la lógica de una Cámara alta que hoy domina Juntos.

Objetivo de la oposición
En la oposición, precisamente, pretenden ingresar 5 representantes de esos 8 antes mencionados. Es por eso que en las reuniones de campaña de Juntos en aquella zona se insiste con un mantra: “El número importante no es el porcentaje de votos obtenido, sino la cantidad de bancas que ganemos”.
Hacen cuentas. Según la foto de las PASO, el PJ lograría recuperar un senador por la Cuarta Sección (al noroeste de la Provincia, en la llamada zona núcleo sojera). Por eso, sumar además uno más de la Primera cobra relevancia. Y también uno de la Séptima Sección (justo en el centro rural de Buenos Aires). Allí se eligen tres senadores. Las Primarias dejaron un resultado donde el oficialismo no logra ingresar ninguno, pero quedó muy cerca del piso mínimo para lograrlo.
Resumiendo, el escenario ideal para Axel sería: un nuevo senador de la Primera, uno de la Cuarta y uno de la Séptima. Así, el Senado 2022 podría quedar conformado por 23 legisladores oficialistas y 23 opositores. Hoy, la relación es 26 a 20.
Solo habría un tema: el quórum para sesionar se obtiene con 24 almas, esto es la mitad más uno del total de los senadores. Por eso asoma vital ese “ir a buscar voto a voto” que se proponen en ambos campamentos. Dominar el quórum es esencial. Se descuenta que en la Quinta Sección, la de la Costa Atlántica, la otra que elige senadores, es improbable que el Frente de Todos descuente la amplia diferencia que le sacó Juntos en septiembre.

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