El objetivo del oficialismo es recuperar los votos propios perdidos en las PASO
El Frente de Todos apuesta a barrer bajo la alfombra las permanentes tensiones internas y busca el “paternalismo sanitario” en el manejo de la pandemia. La agenda judicial de Macri y la obsesión por mejorar la fiscalización de la oposición.
El Frente de Todos apuesta a barrer bajo la alfombra las permanentes tensiones internas, el “paternalismo sanitario” en el manejo de la pandemia y apuesta a una agenda propositiva para seducir a un electorado que le dio vuelta la cara en las PASO. La agenda judicial de Macri y la obsesión por mejorar la fiscalización de la oposición.
Ya en la “campaña definitiva”, como gusta decir a Alberto Fernández, corrido de la gestión y dedicado a “encuentros intimistas”, el Gobierno está decidido a intentar recuperar el electorado propio que le dio la espalda en las primarias. Para ello recurre a una suerte de puesta en escena permanente que va desde los gestos forzados de unidad como el encuentro entre Alberto y Cristina del último jueves, mensajes hacia la juventud como la vuelta de los boliches y el otorgamiento de ayudas y subsidios de variada intensidad.
El giro de 180 grados en cuanto a la defensa de la presencialidad educativa va en la misma sintonía, pero presenta escenas hilarantes al escuchar la catarsis del eyectado ministro Nicolás Trotta acusando a Alberto Fernández de ser el autor intelectual del cierre de las escuelas o las declaraciones de la titular de la Ctera, Sonia Alesso, en pleno Patio de las Palmeras, negando -sin ponerse colorada- un cambio de paradigma (su gremio había convocado a un paro a fines de mayo en repudio a la vuelta a clases en CABA), y que siempre estuvieron a favor de los chicos dentro de las aulas.
Son todas iniciativas para intentar dar vuelta el malhumor social que devino de un mal manejo de la pandemia. Son pocos los que, en la intimidad del poder, aún defienden la épica de la administración que hizo el oficialismo de la emergencia por el Covid. El voto castigo del 12 de septiembre expuso un gobierno alejado de los problemas sociales más acuciantes, como el apretón al bolsillo, la crisis educativa o la falta de perspectiva hacia un futuro promisorio.
Quizás para intentar contrarrestar esta sensación, Fernández continúa con sus encuentros mano a mano con vecinos y trabajadores. Pasó por Ensenada para “escuchar” a los vecinos –se llevó un reclamo inesperado por la represión a trabajadores de la Uocra- y compartió un encuentro en Luján con los “Misioneros de Francisco” donde, libreta y lapicera en mano, anotó sus demandas y hasta rezó.
A la actividad con el grupo de misioneros, que ayer peregrinaron a Luján para venerar a la Virgen, fue convocado por el líder de la UTEP (Unión de los Trabajadores de la Economía Popular), Esteban “Gringo” Castro, que había reclamado al Presidente y a la dirigencia en general, mayor cercanía con las necesidades de las barriadas. Íntimo del jefe de Estado, participó en el acto del Museo del Bicentenario en el que se reencontraron Alberto y Cristina y cuando fue consultado por los 500 millones de dólares que otorgaría el Banco Mundial para el desarrollo de la agricultura familiar, ironizó que “hasta que no podamos sentarnos sobre esa plata, no hay que confiarse” en la viabilidad del proyecto.
Autocrítica
Castro ha sido crítico por la agenda que llevó adelante el Ejecutivo en medio de la emergencia. “Está bien atender el derecho de las minorías (por la legalización del aborto, por caso) pero de las mayorías también hay que ocuparse”, opinó en la semana.
Lo que aún está ausente en esta suerte de relato de “reparación” del oficialismo es una autocrítica por haber pergeñado con sus DNU –los mismos que el Presidente vulneró en la fiesta de cumpleaños de la primera dama en Olivos-, un Estado de paternalismo sanitario donde no sólo tutelaba quien podía o no circular por la calle, sino que también se inmiscuía en la intimidad de las personas (recordar los consejos del equipo de Salud para el sexo virtual). Esa arquitectura legal fue la que liberó “de manos” a la Policía y derivó en un millar de denuncias por excesos policiales a la Secretaría de Derechos Humanos.
Esta semana un peritaje confirmó que Florencia Magali Morales, la joven que en mayo de 2020 fue encontrada muerta en el calabozo de una comisaría de San Luis tras ser arrestada por “violar” la cuarentena, no se suicidó como se intentó hacer notar en un principio, sino que habría sido estrangulada. El hiperkinético jefe de gabinete Juan Manzur –a quien algunos dirigentes del oficialismo lo asimilan a un “primer ministro” que gana poder- tiene otro caso paradigmático por la misma época en su querida Tucumán: Luis Espinoza fue secuestrado por una patrulla tras pasar un retén y su cuerpo fue encontrado sin vida en tierras catamarqueñas, tras estar varios días desaparecido.
Es con este telón de fondo, que los estrategas del oficialismo ahora buscan provincializar la campaña para recuperar votos en “territorio”. En capital se intentará “minicipalizar”, con una agenda propia, priorizando en las gráficas los nombres de candidatos como Leandro Santoro y escondiendo el “solcito amarillo” de “Todos”. Hay otro mito que rompieron las PASO: el que indicaba que la marca del FdT tenía mayor aceptación que los propios postulantes.
Con todo, un dirigente crítico admitió que “hoy lo que nos une es el miedo a que vuelva el macrismo. Por eso hay que recuperar el apoyo de los propios: en nuestro espacio teníamos a varios militantes que hicieron campaña en La Matanza y después no fueron a votar por la bronca”.
Se trata del mismo temor que empuja a la CGT a la Casa Rosada para rechazar propuestas sobre eventuales cambios en el régimen de las indemnizaciones. O el que busca infundir Cristina al encabezar el cuestionamiento hacia la ley porteña que habilita al Tribunal Superior de Justicia del distrito a expedirse sobre fallos de juzgados nacionales que tengan sede en la Capital Federal. Es que en el kirchnerismo aseguran que, con esa maniobra, Horacio Rodríguez Larreta busca dar impunidad a Mauricio Macri en causas judiciales como la del “Correo”, en la que se investiga el intento de Cambiemos de anudar un acuerdo fraudulento por la deuda que tenía con el Estado la concesión que supo administrar el grupo empresario que fundó Franco Macri.
Casualmente, el exjefe de Estado, de gira por los Estados Unidos, en la semana fue llamado a indagatoria en la causa judicial en la que se investiga el espionaje a familiares del submarino ARA San Juan.
La oposición
Por ahora, solo dirigentes del PRO, como María Eugenia Vidal, se solidarizaron con Macri y deslizaron que es blanco de “denuncias electorales”. El resto de los referentes de Juntos por el Cambio está concentrado en garantizar y ampliar los votos en las Generales del 14 de noviembre.
Por eso conformaron un Comité de Control Electoral, cuyo objetivo será prevenir, controlar y denunciar “posibles irregularidades cometidas por el Frente de Todos”. Es en esta búsqueda de “curarse en salud”, que tanto los intendentes radicales de la Provincia, como sus funcionarios, saldrán a fiscalizar durante los comicios. A su modo, también parecería una puesta en escena para respaldar las versiones lanzadas por la oposición sobre eventuales maniobras de fraude electoral.