Wado De Pedro, Fernando “Chino” Navarro
Wado De Pedro, Fernando “Chino” Navarro
OTRA INTERNA OFICIALISTA

La persistente disputa entre La Cámpora y el Movimiento Evita

Son dos organizaciones con poder de movilización, que además confrontan por espacios dentro del Frente de Todos

La tensa calma que envuelve al oficialismo luego de la tormenta que lo asoló durante la semana posterior a la derrota en las PASO no logra atenuar la histórica rivalidad entre La Cámpora y el Movimiento Evita, las dos “orgas” con poder de movilización y representación en áreas sensibles del Ejecutivo que confrontan por espacios dentro del Frente de Todos.

La organización que tiene como caras visibles al jefe de la bancada de “Todos” en Diputados, Máximo Kirchner y al ministro del Interior, Wado de Pedro, desde hace años rivaliza con la que tiene a funcionarios del área social, como el secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, o a un funcionario cercano a Alberto Fernández, Fernando “Chino” Navarro, con despacho en el primer piso de Balcarce 50. 

Justamente este último fue refrendado en su cargo por el jefe de gabinete, Juan Manzur, luego de algunas versiones “maliciosas” que lo daban fuera del Gobierno con la excusa de los reacomodamientos producto de los cambios en el Gabinete.

El sábado pasado el Evita realizó el plenario de su Mesa Nacional en la localidad bonaerense de Ezeiza y tuvo como invitado, y “orador de cierre”, al flamante ministro coordinador. Para el movimiento social, se trata de un aliado con el que lo une un antiguo vínculo en Tucumán. “Y en medio de los rumores del jueves, ese día Juan se sacó una foto con el “Chino”. Todo un mensaje”, comentó una fuente oficial consultada.

Durante la semana que la crisis política sacudió a la coalición oficial, el Evita convocó a una movilización a plaza de Mayo para respaldar a un Alberto Fernández asediado por la catarata de renuncias de funcionarios kirchneristas. Finalmente el propio jefe de Estado pidió “bajar” la convocatoria para no precipitar una ruptura dentro del espacio. Es que otro de los objetivos de la marcha era cuestionar la actitud “desestabiizadora” que en ese momento, para los organizadores, tenía la Vicepresidenta.

Otro foco de conflicto entre la organización kirchnerista y la institución que administra a cientos de comedores comunitarios y cooperativas es el plan con el que el Ejecutivo busca “compatibilizar planes sociales con trabajo”. Cerca del Instituto Patria desean quitarle influencia a los dirigentes sociales en el manejo de esa caja millonaria, que hoy coordina Desarrollo Social con los más de un millón de planes del Potenciar Trabajo. Empero, en la organización no ven con malos ojos este programa ya que desean de salir del asistencialismo para que los beneficiarios puedan obtener empleos formales y salarios acordes a esa tarea. La disputa interna, en todo caso, se vincula con la intención de algunos sectores de quitar influencia sobre los planes a los referentes sociales.

La confrontación entre ambas agrupaciones también se mide por el poder de convocatoria. Un referente social se jactaba el pasado 9 de septiembre, cuando “Todos” cerró la campaña nacional rumbo a las primarias en Tecnópolis, que “La Cámpora tendrá fierros como Anses o Pami pero no logra convencer a la gente para movilizar. Y la política también se hace en la calle”. Ese día las columnas de la institución llegaron hasta los accesos al predio de Villa Martelli pero no ingresaron por los protocolos sanitarios. En cambio, esa tarde no hubo militantes de la agrupación kirchnerista como tampoco las hubo a lo largo de la campaña. Es que, para el kirchnerismo duro, pesa la idea de que este Gobierno “es un puente” hacia lograr una administración propia a partir de 2023.

Recién en el acto en el que A. Fernández convocó a marchar a la “militancia”, realizado en José C. Paz el último miércoles, se vio a pequeños grupos camporistas entre la muchedumbre. Ese día coexistieron con los integrantes del Evita y Barrios de Pie, que los superaban ampliamente en número.

El jueves 30 de septiembre comenzará la “campaña oficial” rumbo a las elecciones generales del 14 de noviembre. En Casa Rosada aseguran que aún no hay un cronograma preciso sobre la etapa proselitista pero deslizan que habrá más encuentros con “militancia”. Y ambas agrupaciones nuevamente deberán coexistir. “Es clave. De lo contrario, puede explotar la coalición”, exageró otra fuente gubernamental consultada.

 

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