El voto bronca contra el Frente de Todos no se agotó solamente en la cuestión económica.
El voto bronca contra el Frente de Todos no se agotó solamente en la cuestión económica.
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Gestos para enderezar la campaña oficialista

El Gobierno intenta mostrar mayor ejecutividad y empoderar a Juan Manzur con una nueva agenda, que combina medidas económicas y muestras forzadas de unidad. Cruces que preanuncian una nueva tormenta. El desafío opositor y Macri.

Tras el terremoto interno que le produjo la derrota en las PASO, el Gobierno busca retomar la iniciativa con una batería de medidas económicas y un Gabinete más “ejecutivo” al mando del nuevo ministro coordinador, Juan Manzur. Pero las grietas en la coalición aún saltan a la vista: si el jefe de Gabinete mira de reojo a Tucumán donde su rival Osvaldo Jaldo quedó a cargo de la gobernación, aquí es testigo del desacuerdo de Martín Guzmán con Cristina Kirchner por la política económica o del sorpresivo ataque que Claudio Moroni le propinó a Wado de Pedro por intentar condicionar al Presidente con su virtual renuncia. Se trata, como admitió días atrás un ministro con experiencia en el peronismo, de “una tregua” en oficialismo para intentar encarrilar la gestión al menos hasta las elecciones generales del 14 de noviembre.
Si el titular de la cartera laboral se animó a cuestionar al delegado de la Vicepresidenta en Casa Rosada, “Wadito” como solía decirle Alberto Fernández a poco de su asunción, es porque sabe que es uno de los apuntados por el kirchnerismo en su afán de renovar el equipo económico en diciembre próximo. Si con su embestida, Cristina logró que Manzur y ministros como Aníbal Fernández “se lleven las marcas” del debate público e intenten una mejor gestión del Estado –lo que los analistas oficialistas y no tanto denominan “volumen político”-, la próxima etapa de relanzamiento del Gobierno prevé un cambio en el área económica que permita al Ejecutivo acelerar la “reconstrucción” del país con vistas a las presidenciales de 2023.
Para buena parte del peronismo la situación económica fue determinante en el voto de amplios sectores. Así, el Ejecutivo irá ofreciendo en el mes y medio de campaña que tiene por delante un amplio menú, como lo es la suba del piso de Ganancias a $175 mil, aumentos en la AUH y los haberes mínimos, una nueva “jubilación anticipada” para quienes se cayeron del sistema entre los 55 y los 65 años y una suerte de “IFE focalizado” para poco más de 2 millones de trabajadores informales (en 2020 llegó a alcanzar a 9 millones de beneficiarios). A nivel municipal, los alcaldes del Conurbano ya ofrecen ajustes salariales extras, como sucedió en Quilmes, o regalan bicicletas para niños, en Avellaneda.
Pero el voto bronca contra el Frente de Todos no se agota en la cuestión económica. Por eso, en el Gobierno bonaerense anunciaron que podría haber clases los sábados para recuperar contenidos perdidos durante la cuarentena o el nuevo ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk, eliminó las burbujas escolares a través de una propuesta votada en el Consejo Federal de Educación. En síntesis: el seductor “paternalismo sanitario” con el que el oficialismo abrigó el año pasado a la población se dio de bruces con el mensaje de las urnas. Por eso, hoy los estrategas de campaña de “Todos” cambian de agenda y hasta entierran el eslogan “la vida de queremos”.
La crisis educativa devenida del obligado alejamiento de los chicos de las escuelas –que para Perczyk tardará tres años en resolverse-, el cierre de comercios o la caída de proyectos laborales o bien de “expectativas” hacia el futuro que devino del “mal manejo de la pandemia”, resulta una de las explicaciones sobre la derrota electoral del oficialismo en 17 provincias.
El desplazado ex ministro Nicolás Trotta (Educación) tuvo que hacer malabares discursivos durante su gestión por las idas y vueltas de Fernández en relación al impacto de las restricciones por la pandemia en su área. Ahora, en el llano, reconoce que sus “diferencias con el Presidente, han sido públicas. En un momento, también las tuve con lo vinculado con la intensidad de la presencialidad en las escuelas, allá cuando estaba por impactar la segunda ola” de Covid.
Por eso, la “foto del cumpleaños de Fabiola Yáñez” impactó tanto. Ese malestar en la sociedad caló hondo y hoy abre interrogantes sobre si el Gobierno logrará dar vuelta ese desencanto solamente volcando más dinero a la calle. Sí está claro que hay estrategias diferentes de construcción política: utilizar como voceros y gestores a Manzur y los nuevos ministros –Julián Domínguez (Agroindustria), por caso, busca cerrar un acuerdo con la Mesa de Enlace para reabrir las exportaciones de carnes-, y bajar el perfil del Presidente.
Con todo, Alberto Fernández emulará una táctica ideada en las usinas PRO que conducía Marcos Peña: reuniones “minimalistas” con vecinos que en ese entonces denominaban “mano a mano”. El último viernes el jefe de estado mantuvo encuentros de este tipo en Pilar e Ituzaingó y ayer en Dock Sud, en Avellaneda. “El Presidente los escuchó a cada uno y tomó nota de la conversión”, comunicó la Casa Rosada. La única diferencia con su antecesor en el sillón de Rivadavia, es que este no gustaba llevar lapicera y anotador a esos encuentros.
Macri se apresta a viajar a Estados Unidos para presentar su libro “Primer Tiempo”. Es probable que no coincida con su principal rival en la interna de “Juntos”, Horacio Rodríguez Larreta, que intenta mostrar su figura de “presidenciable” en Washington donde ya se entrevistó con el asesor John Kerry y representantes de la banca internacional.
El papel del expresidente en el armado opositor preanuncia nuevas internas de cara al futuro. Ayer el gobernador jujeño Gerardo Morales, otro que tiene aspiraciones en 2023 por el lado de la UCR, volvió a bajarle el pulgar para una nueva candidatura al repetir que la gente “no mira al pasado”.
A esa misma conclusión había llegado hace un mes un alcalde bonaerense que trabaja para encumbrar a Larreta como líder opositor. También había estimado conveniente que a la oposición “le convenía perder por poco en Provincia” en las primarias para luego arrastrar votos de otros sectores en las generales, como ocurrió en anteriores comicios. Pero la victoria en Provincia abre otro escenario. Diego Santilli viene de recorrer distritos de la primera sección electoral, clave para confirmar la victoria sobre el peronismo el 14 de noviembre, y ahora intentará retener los votos de Facundo Manes.
Un trabajo comparativo de la consultora Origen, presume una mayor participación ciudadana en las elecciones generales: “Es muy posible que en noviembre este frente aumente no sólo el caudal de votos sino también el porcentaje de los mismos. Ya sea por `voto útil` o `voto a ganador`, la principal coalición opositora se llevará los votos de anti kirchneristas, ya sean nuevos votantes o electores de fuerzas que no pasaron el piso del 1,5% en las PASO”, por lo que “Juntos” debería “animar a que vaya a votar la mayor cantidad de gente posible”.
Paradójicamente, es la misma consigna que repiten los estrategas del oficialismo, que también atribuyen la caída en las Primarias al ausentismo en la tercera sección electoral bonaerense y otros distritos. Los primeros gestos de la campaña de “Todos” buscan retener el “voto duro”, el que, por ejemplo, adhiere al cuestionamiento del kirchnerismo a la Justicia. 
La controversia por la elección de Horacio Rosatti como nuevo titular de la Corte Suprema de justicia -con un voto propio y en una sesión con solo 3 de los 5 integrantes del cuerpo- generó una sonrisa dentro del Instituto Patria al igual que la carta del juez Ricardo Lorenzetti en la que cuestionó la decisión tomada en una reunión extraordinaria que “repite vicios moral y jurídicamente descalificados” que habían ocurrido cuando se eligió la última Corte menemista.

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