Como uno de los grandes derrotados de las PASO, Axel Kicillof no tenía demasiado margen para eludir cambios en su equipo de gobierno. Más aún cuando su jefa política Cristina Kirchner era la abanderada de concretar gestos políticos tendientes a acomodarse a la voluntad de los bonaerenses expresada en las urnas.
Se anticipó el sábado que Kicillof había decidido apurar los cambios en su gabinete que en principio estaban previstos para diciembre. Apremiado por la coyuntura no sólo concretó entradas y salidas de ministros: también debió ceder a su jefe de Gabinete Carlos Bianco, su mano derecha. Un espejo de lo que ocurrió a nivel nacional.
El círculo de funcionarios más próximo al Gobernador perdió otra pieza: el ministro de Infraestructura, Agustín Simone. Ambos seguirán ligados al equipo de gobierno, pero con funciones de menor exposición y relevancia. En términos políticos, los movimientos en el gabinete bonaerense representan un retroceso del kicillofismo puro y un avance de Máximo Kirchner y del poder territorial representado por los intendentes.
El nuevo jefe de Gabinete, Martín Insaurralde, es jefe comunal de Lomas de Zamora. Pero más que eso, se ha transformado en un socio político de privilegio del hijo de la vicepresidenta. De hecho, fue quien le allanó el camino a Máximo para servirle en bandeja la presidencia del PJ bonaerense.
Leonardo Nardini, que irá a Infraestructura, gobierna Malvinas Argentinas, y en los últimos tiempos también se acercó al hijo de la vicepresidenta. Kicillof había sido refractario a “lotear” su gabinete. Resistió planteos y reclamos del poder territorial del peronismo bonaerense que ambicionó lugares en el Ejecutivo que el Gobernador se reservó para sí o para Cristina Kirchner.
Cuentan que el mandatario no era partidario de ese desembarco del peronismo tradicional del Conurbano ahora asociado en buena parte a Máximo Kirchner.
El viaje a El Calafate para hablar del tema con Cristina terminó por convencer a Kicillof de que no había demasiado margen para resistir en el marco de la nueva realidad política.
La “falta de territorialidad”, era una de las críticas centrales que realizaban los intendentes cuando les tocaba describir el perfil del equipo bonaerense. Repitieron ese diagnóstico en las reuniones de catarsis política tras la derrota histórica del oficialismo en las PASO. Ahora tendrán dos representantes de esa territorialidad- Insaurralde por la Tercera sección electoral y Nardini por la Primera-para intentar dotar al Ejecutivo provincial de ese volumen político del que, afirmaba, carece.
Cristina Kirchner conservará lo suyo en el gobierno provincial. Seguirán Julio Alak (Justicia) y Sergio Berni (Seguridad), fuertemente cuestionado por los jefes comunales. De su mano llegará Cristina Álvarez Rodríguez para ocupar el ministerio de Gobierno que dejará Teresa García, quien irá al Senado. García era la tercera ministra que llegó al equipo de Kicillof de la mano de la vicepresidenta. Cristina conservará todo lo que tenía.
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