En el oficialismo bonaerense apuntan a dar vuelta rápido la página. A que, si es que tiene algún efecto electoral, el affaire de Olivos que desnudó el festejo del cumpleaños de la pareja del Presidente en plena cuarentena dura mientras se le pedía a la población que no saliera de sus casas, sea devorado por la grieta. Es decir, que reafirme el voto de los convencidos, pero que no termine pesando sobre una franja amplia de independientes, muchos de ellos que aparecen desencantados con la marcha del Gobierno.
La eventual magnitud del caso suma a una inquietud que, exagerada ex profeso o por reconocimiento de una situación electoral no tan holgada, ya existía en el Gobierno de la Provincia. “Nos conformamos con ganar por un voto”, exageran cerca de Kicillof. Y anotan un dato histórico: desde 2005, cuando Cristina Kirchner fue candidata a senadora nacional, el peronismo con sus sucesivos formatos de alianzas y nombres, no ha logrado ganar una elección de medio término en la Provincia.
En el oficialismo creen, no obstante, que se llegará a las PASO, pero en especial a las generales de noviembre, con un clima social más benévolo producto de la flexibilización de las restricciones que impuso la pandemia. “Empieza a haber un alivio, pero no es algo sobre lo que podamos descansar”, admiten en la Provincia.
Esa lectura coincide con los diagnósticos que viene realizando Cristina Kirchner. La ex presidenta se metió en la campaña bonaerense y no dejó pasar por alto la omisión de su figura en aquella foto oficial del PJ que recordó la victoria nacional del Frente de Todos en las PASO. Ensalzó a La Cámpora, que había cuestionado la ausencia de la vicepresidenta y al reclamar “memoria”, pareció pasar alguna factura interna.
Batallas en la oposición
La oposición libra su propia batalla en un territorio que disputan Facundo Manes y Diego Santilli. Cerca del neurocientífico reconocen que vienen de atrás, pero advierten que Manes crece a medida que se eleva su nivel de conocimiento entre los bonaerenses. “De cada tres que lo conocen, uno lo vota”, lanzan en el radicalismo.
Por eso, más allá de las recorridas del candidato, existe por estas horas un esfuerzo adicional por instalar a Manes para apuntalar ese ascenso. Del relojeo por territorio adversario anotan lo que describen como una “preocupación” del Pro: la presencia en territorio bonaerense de sus máximas figuras, desde Horacio Rodríguez Larreta, pasando por Patricia Bullrich hasta llegar a Elisa Carrió. “Semejante despliegue solo se explica en que están viendo un final abierto”, decodifican en la UCR.
En el búnker del Pro sostienen que las incursiones de Lilita y Bullrich tienen en cambio un objetivo central: consolidar el voto duro del espacio y evitar eventuales fugas hacia los libertarios. “Es cerca de un 28% del electorado que se abraza a Mauricio Macri y tenemos que representarlo”, describen. Rodríguez Larreta y sus apariciones en la Provincia que se harán más intensas, se pondrá al hombro la tarea de acercar a Santilli a los sectores opositores más moderados. Santilli también busca hacer lo suyo: sus continuas referencias a la inseguridad apuntan a una mezcla de sectores sociales de los que, al menos desde la insistencia discursiva, el peronismo no parece estar tan cerca.
Existe otra cuestión que preocupa a ambos campamentos: la foto que arroje la PASO y la diferencia que pueda sacar el oficialismo. Si es escasa, habrá chances, creen, de dejar una vez más a Cristina con el cetro de la última victoriosa en una legislativa bonaerense.
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