Paso a paso
MARKETING APLICADO

Paso a paso

Las marcas políticas.

En medio de todo esto, se vienen las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias que, como no podía ser de otra manera, ya son una marca registrada: las PASO. Por eso, los candidatos aprietan reuniones como si fuera un mercado de pases futbolero a punto de cerrar. Ya no hay tiempo para generar pertenencia o integrarse a la pretemporada. Mucho menos para crear una idea de juego, se trata tan solo de juntar un par de nombres resonantes y lanzar las candidaturas. 
En este marco, y desde hace varios años, se presenta una fragmentación simbólica como muestra de lo que entiendo es una ausencia de identidad, o mejor dicho de convicciones. Repasemos lo que nos vienen proponiendo en los últimos tiempos: “Pro”, “Juntos por el cambio”, “Vamos Juntos”, “Justicialismo”, “Unidad Ciudadana”, “Frente de todos”, “Tenemos Patria”, “+A, “Frepaso”, “Coalición Cívica”, “Ari,” “Frente Grande”. Sin contar las ramificaciones que suceden dentro de cada partido, es decir “Peronistas”, “Menemistas”, “Kirchneristas”, “Cristinistas”, Macristas, Vidalistas, dependiendo el grado de personalismo o empatía que genere la cara visible. 
Se trata de recursos simbólicos, gráficos, discursivos y cromáticos utilizados para representar propuestas. Algunos recurren a elementos patrios, otros fusionan palabras en pos de transmitir integración, jerarquía, solidez o cercanía, conceptos que pasan al olvido al año siguiente, es decir PASO a PASO. 
Frente a la situación que describo me pregunto, ¿podríamos interpretar esta ramificación como un escenario que propone diversidad de alternativas? Lamentablemente, creo lejos está de ser así y tan solo se trata de maquillaje para renovar credibilidad o darle cuerpo visible a una nueva fragmentación política. 

¿Peronistas, radicales o liberales?
Recuerdo con nostalgia los tiempos de las convicciones, cuando el uso de los simbolos y colores no era banal sino una fuente de identificación clara y consistente que iba mucho más allá de la superficie. Antes eran peronistas, radicales o liberales y sus rasgos simbólicos merodeaban la idea de un gesto como el de Raúl, creación de un publicista, los dedos conformando una “V” o la “L” como rúbrica. 
Me resulta llamativa la necesidad de modificar formas verbales, colores o logos, la lectura o análisis me indica que, entre una elección y otra, no hay un capital simbólico construido digno de ser re-utilizado en señal de confianza ya que probablemente la hayan perdido en el camino. Hoy las marcas políticas no contienen ideas o significados sino tan solo son un embalaje descartable. Paso a paso, ¿cuál será la jugada de este año?.

COMENTARIOS
Reclamos por el Proyectar III