La agenda del desarrollo sustentable es clave a la hora de trabajar en políticas públicas sostenibles e inclusivas. Por eso con mi equipo buscamos abordarla desde la Legislatura con iniciativas de mediano y largo plazo, entre las que se encuentra el proyecto de medición de la huella de carbono del sector público de la provincia.
La huella de carbono es un indicador ambiental que nos da una aproximación del impacto de nuestras acciones sobre el ambiente. En este sentido, nuestro proyecto busca que las organizaciones estatales de la provincia sean parte de la solución a la crisis climática y, a través del ejemplo, se concientice logrando un efecto multiplicador. El paso siguiente será trabajar en alternativas de mitigación para reducir la emisión de gases de efecto invernadero responsables del aumento de temperatura del planeta.
El cambio climático y las problemáticas que trae aparejado, son los mayores desafíos que tiene la humanidad en las próximas décadas y, si bien las respuestas y soluciones necesitan venir de los grandes decisores mundiales, desde las agendas locales podemos dar impulso a pequeñas transformaciones que implican profundos cambios en nuestra cotidianeidad.
Esta agenda está siendo protagonizada por las juventudes fundamentalmente por dos motivos. El primero es porque ya estamos sufriendo las consecuencias que implican las acciones que otras generaciones tuvieron sobre el planeta. Aprendimos de los errores del pasado. El segundo, porque históricamente han sido los jóvenes los que tienen mayor tendencia a abrazar las causas colectivas y eso ya puede verse. Son los grupos de jóvenes de la sociedad civil los que se organizan y movilizan alrededor de la problemática ambiental con la fuerza que se necesita para impulsar cambios profundos en la política dejando atrás el corto plazo, pensando en las próximas décadas y trabajando por respuestas eficientes para la compleja realidad que vivimos.
Cuando hablamos de juventudes dejamos al descubierto las heterogeneidades que se pueden encontrar en un rango etario pero que comparten problemáticas en común: más del 60% de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de pobreza y vulnerabilidad, mayor porcentaje de desempleo y precariedad laboral, inequidades de géneros y desigualdades educativas. Condicionantes que muchas veces, en mayor o menor medida, frustran nuestros proyectos individuales y colectivos.
Frente a este escenario no podemos desconocer los efectos que la crisis climática tiene potenciando la desigualdad y las vulnerabilidades existentes. No se puede separar la lucha por la erradicación de la pobreza o la búsqueda de equidad de géneros de una agenda sostenible que contemple el acceso al agua potable, al aire limpio, a la biodiversidad, a la calidad de vida saludable. Todos estos son derechos fundamentales para las personas. El mayor desafío que tenemos como jóvenes políticos es poder situar el desarrollo sustentable en el centro del debate público. Necesitamos un cambio de paradigma y el estado debe ser protagonista de las transformaciones.
Encontramos en la huella de carbono una herramienta de gestión que con datos de calidad nos permitirá elaborar proyectos de mitigación. Con la recolección de datos se podrá proyectar el impacto de las actividades desarrolladas por las instituciones públicas y en base a eso elaborar planes de acción para su reducción, cuantificando el uso de los recursos, garantizando su mejor aprovechamiento, siendo más eficientes y racionalizando el uso de los bienes públicos.
Recientemente se aprobaron la Ley Nacional Yolanda y la Ley Provincial 15.276 que promueven la capacitación obligatoria en desarrollo sostenible y materia ambiental para las personas que se desempeñen en la función pública. Creemos que el siguiente paso es que el estado dé el ejemplo y que la educación y la concientización tengan un papel fundamental en la profunda transformación que necesitamos hacer.
(*) Diputado provincial, Juntos por el Cambio.
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