Axel Kicillof sigue de cerca el proceso de vacunación provincial contra el coronavirus.
PANORAMA PROVINCIAL

Kicillof dará su propia batalla

Máximo Kirchner se prepara para quedarse con el control del PJ bonaerense. La decisión está tomada y es avalada por la mayoría de los actores del peso del partido -léase intendentes, legisladores y dirigentes territoriales-, que han decidido abrirle paso al jefe de La Cámpora y archivar, de paso, la histórica presencia de los jefes comunales como popes casi indiscutidos del peronismo provincial.
Se trata de una decisión política que excede la formalidad de ostentar el cargo. Supone mucho más. En principio, alinear esa jefatura con el territorio, en especial el Conurbano, donde el kirchnerismo reúne su mayor fortaleza. Ese reconocimiento tendrá otros efectos: como presidente del partido, Máximo Kirchner dispondrá de una importante dosis de poder para el armado de las listas de candidatos en la Provincia.
No parecería casual el hecho de que el diputado nacional podría quedar al frente de la presidencia del PJ bonaerense hacia principio de mayo, antes del cierre de listas para las Primarias que debería operar en junio, claro, si es que se mantiene el calendario electoral.
El oficialismo afronta ese nuevo escenario de distinta forma. Una mezcla de apoyo y resignación ante lo inevitable orilla las comarcas de buena parte de los jefes comunales. Y la resistencia liderada por Fernando Gray, el alcalde de Esteban Echeverría, se fue quedando huérfana de soldados.
Axel Kicillof sobrevuela esos enjuagues sin meter la cuchara. Se limitó a lanzar un mensaje de apoyo a Máximo Kirchner y se evadió de la discusión. Acaso dos cuestiones expliquen esa decisión. En lo político, prefiere ser visto como un dirigente nacional, un perfil que robusteció en términos partidarios con la vicepresidencia que logró en el peronismo que liderará Alberto Fernández. La otra cuestión sí es bonaerense y tendría relación con la necesidad de no ahondar disputas y diferencias con los intendentes que puedan quedar heridos tras la cristalización de la nueva realidad del PJ y con los que tiene que seguir trabajando y articulando políticas.
Ese repliegue estratégico del Gobernador sólo sería aparente. Si hasta el momento tenía forma de enigma la actitud que adoptaría llegada la hora de las definiciones por las listas de candidatos, los mensajes que llegan de su círculo cercano tienden a despejarla. Kicillof pretende estar en la mesa de decisiones como un actor más dentro del variopinto Frente de Todos. El dato central es que su decisión pasa por representarse a sí mismo y a su sector, sin delegados. “No vamos a ser simples espectadores”, prometen.
El mandatario bonaerense aparece dispuesto a pelear por espacios tanto en la lista de diputados nacionales como en las de legisladores provinciales con nombres propios. Daniel Scioli fue el último gobernador peronista que tuvo la Provincia antes de Kicillof. Aspiró a lo mismo, a influir en esas decisiones centrales, y logró poco. Es el espejo en el que el actual mandatario evita mirarse.
En esa aceleración de los tiempos electorales asoma la polémica por el plan de vacunación en la Provincia y los privilegios que viene denunciando la oposición. El gobierno provincial salió a defenderse de las críticas por haber incluido a jóvenes universitarios que trabajan en call center en el seguimiento de contactos estrechos de coronavirus. Como los considera parte del equipo de Salud, dispuso su vacunación. Para distintos sectores de la oposición es, en cambio, la confirmación de que existirían privilegios en la asignación de las vacunas, en este caso, a estudiantes universitarios presuntamente ligados al kirchnerismo. Kicillof admitió en los últimos días que pudo existir algún caso irregular, de gente que quizás fraguó algún certificado para lograr ser incluido como personal de Salud. Mañana, en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura, hará mención a esta polémica y anunciará un proyecto para aplicar sanciones monetarias a quienes incurran en esa defraudación, similar a la que se planteó en el arranque de la cuarentena para aquellos que se resistían a usar barbijo.
En esa sesión sui generis -sólo se permitirá la presencia en el recinto de 40 personas para respetar los protocolos de aislamiento- el Gobernador hará un repaso del plan de vacunación y se enfocará en lo que pretende que sea el rasgo distintivo de su gestión en el año electoral: el plan de infraestructura.
En el Gobierno bonaerense se aferran a la esperanza de que los 1,02 billones de pesos que se prevén invertir sean el antídoto para un creciente malestar producto del aumento de precios y el deterioro social.