OPINIÓN

La educación que viene

(Parte 2)

La pandemia puso en evidencia que hubo más cambios en un año que en veinte, en términos de no solo cuestiones didácticas sino la totalidad de la gestión escolar, en la que nuevamente la tecnología tuvo destino de abanderado.
Por su parte, también quedó demostrado que la presencialidad escolar es un factor de socialización imprescindible en la construcción de las subjetividades. ¿Puede haber una educación exclusivamente a distancia o mejor llamada en línea…? ¡No! Rotundamente no.
¿Necesita la tecnología darse un toque de humanización, como condición de validación en el campo? Sí, Rotundo sí. 
¿La tecnología, sedentariza? ¿Eso conspira con la salud?  Sí, no cabe duda. Un tema más a marzo… ¡y a resolver por la siempre nutrida agenda educativa!
¿Necesita el Estado achicar la brecha digital para proveer derechos e igualdades? Sí. Mas cabe recordar que los derechos cuestan dinero, más allá que algún desmemoriado (pasaron cosas) califique a la meritocracia como concepto sostenible o ratifiquen que la educación pública fracasó.
¿La pandemia ha acentuado las desigualdades de nuestra sociedad? Sí, (en todo el mundo) lo ha dicho Joseph E. Stiglitz, el premio Nobel de Economía. Un sí tan cargado de verdad como que la pandemia mata, provoca muerte.
¿Qué deja el 2020?  ¿Qué aprendimos? , 
A la pandemia no la vimos venir. Nos cabeceó en el área un defensor que le llegaba a la cintura al defensor.
Quedan más preguntas que certezas. Entre ellas… ¿Se volvería a la normalidad anterior? 
Puede que nos tengamos que dar la misma respuesta cuando el algún momento revoloteó la pregunta acerca si se volvería a la a Remington 500, la Lettera 22… o a la pluma cucharita.
Los gritos de vuelta a la presencialidadsin recaudos desde un sector claramente identificable contrastan con el voluminoso aprendizaje que la comunidad toda (estudiantes, padres, directivos, maestros) hizo en silencio, casa adentro.
Se aprendió muchísimo, hasta “de prepo” se puede decir. El abrupto salto tecnológico hizo que ya no se enseñe más el Word, el Excel o el Power Point.
La academia puso en discusión la semántica de “presencialidad”. Puso en cuestión la educación a distancia, ¿Cuán distante está un estudiante atento a decenas o miles de kilómetros? o ¿Cuán distante está un estudiante “pensando en pajaritos” o conectado a instagram en el salón? 
Los icónicosPizarrones y Tizas conviven cada vez más con dispositivos electrónicos. Hasta algunos ven que van caducando, junto a la televisión por cable. Paralelamente los videos pusieron al profesor en casa, en directo e o en diferido. Los y las profesores/as a su vez, video mediante pudieron poner a los mejores especialistas docentes del mundo en tu clase. Y todavía rebobinar la clase, otrora imposible. 
Aparecerán, sin duda, en breve novedades didácticas como el aula invertida, esto es “la clase” en casa y “la tarea” en la escuela. 
En síntesis la pandemia legitimó a la educación en línea. De nuevo, otro adelanto del reloj de la historia, local  en este caso, cuando 20 años atrás el entonces Intendente Conocchiari creaba el Centro Universitario Municipal.
El estudiante del último año del secundario se perdió muchas cosas –lamentables, irrecuperables sabemos- pero aprendió mucho y diferente de lo que se aprendía hasta el 2019.
Este futuro que aceleró abruptamente nos sorprende con una nueva matriz didáctica (¿acaso matrix?) en este tiempo. En él conviven un ex presidente que desfinanció brutalmente a la educación y paradojalmente crea una fundación con su nombre y objetables pretensiones de promover…¿la educación?
Aquí en la patria chica, este tiempo toma al distrito de L. N. Alem con un intendente que viene del mundo educativo lo que garantiza ocupación preponderante en el tema. Ha quedado demostrado en todo el 2020 y sigue. Podrá decirse y con razón que la prioridad fue la salud pero lo educativo no le ha ido a la zaga.


(1) El autor es secretario de Desarrollo Humano del Municipio de L. N. Alem.