Por estos días, el Gobierno nacional confía en haber recuperado la iniciativa política, pero sobre todo en materia económica y sanitaria. Se entusiasma en un rápido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, aunque nada será fácil cuando se sienten a hablar de cómo ajustar las cuentas públicas, en medio de una política de subsidios que parece tener continuidad y condicionan cualquier receta de ahorro. El foco, en ese sentido, está en las tarifas de los servicios públicos.
La idea que dejan trascender desde el oficialismo -que no quiere pagar un costo político en este año electoral- es de un solo aumento, del 9%, en marzo. Pero desde las distribuidoras eléctricas, por ejemplo, denuncian un fuerte atraso tarifario -esperaban ya un incremento para este mes- sobre todo por los mayores costos que les trajo la pandemia, y advierten por las deficiencias que pueden afectar al servicio.
Por lo pronto, al Gobierno le cayeron buenas noticias del cielo con las últimas lluvias en la zona núcleo del campo, que fortalecen la campaña agrícola, fuente del mayor ingreso de dólares para el país. Tampoco oculta su optimismo en la marcha del plan de vacunación contra el coronavirus, a la espera de una nueva partida de más 4 millones de dosis antes de fin de mes.
Cambios en YPF
En este contexto, la ingeniería política que nace del Instituto Patria por construir más poder sigue intacta, ganando espacios en áreas clave de gestión dentro de la coalición oficialista (Frente de Todos) que llegó a la Casa Rosada para gobernar. Si bien el reparto de cargos fue bastante equitativo en aquel comienzo del 10 de diciembre de 2019, los cambios realizados hasta ahora en las primeras y segundas líneas de la administración de Alberto Fernández tuvieron la mayoría el sello de Cristina Kirchner y compañía. La última movida de piezas fue en la mayor empresa que administra el Estado con el 51 por ciento de las acciones: YPF.
La salida de Guillermo Nielsen de la presidencia, aseguran, no sorprendió. Funcionario clave en la etapa de Roberto Lavagna como ministro de Economía, de 2003 a 2005, se fue quedando sin crédito político frente u un avance de La Cámpora en la estructura interna -llámese directorio- de la empresa. Sí sorprendió el momento. Nielsen estaba al frente de la renegociación de la deuda que estiman en YPF de U$S 6.300 millones, aunque en total calculan que llegaría a U$S 8.500 millones, en medio de una difícil situación que debe enfrentar la petrolera, pandemia mediante. La capitalización de mercado de la compañía quedó en torno a los U$S 1.500 millones, quizás el valor más bajo desde su creación.
Nielsen relativizó su ida y aseguró que aceptó “un desafío” que le ofreció el Presidente: conseguir “petrodólares” en Arabia Saudita. Su reemplazante, un “pingüino” de la primera hora: Pablo González. Actualmente diputado nacional, fue exvicegobernador de Santa Cruz y tiene llegada directa con la vicepresidenta, la gobernadora Alicia Kirchner y especialmente con Máximo, su jefe en la Cámara baja. El CEO actual de la empresa, Sergio Affronti, también llegó de la mano de Cristina por recomendación de Miguel Gallucio, exnúmero uno de la petrolera.
Y mientras el oficialismo sigue con su interna, la oposición de Juntos por el Cambio no termina de reacomodarse en un año electoral clave. En el Gobierno creen que va a llegar a octubre “radicalizada”. Con la vuelta política de Elisa Carrió, planearía volver a polarizar con la Vicepresidenta, con el lema de evitar una “Cristina eterna” y con el objetivo que las causas judiciales en su contra sigan en pie. La pelea la centraría en conseguir la mayor cantidad de bancas en la Cámara alta, donde el oficialismo tiene amplia mayoría. La idea es ganar en los principales distritos electorales que renuevan senadores (3): Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Pero la pelea central es la Provincia, y principalmente el Conurbano, donde el Frente de Todos tiene su base electoral.
Las PASO, los gobernadores y la salud
Alberto Fernández buscó recomponer relaciones con gobernadores peronistas y viajó a Chilecito, La Rioja. Pero se encontró con una serie de reclamos de parte los mandatarios provinciales, y no sólo económicos. Volvieron a la carga con la idea de suspender las PASO en agosto, una iniciativa que no prosperaría en el Congreso ni por el lado del kirchnerismo ni de la oposición de Juntos por el Cambio.
Pero los gobernadores no se rendirán. El salteño Gustavo Sáenz (alineado con Massa), en la cumbre riojana confirmó que adelantará los comicios en su provincia para el 4 de julio, una decisión nada grata para la Casa Rosada. Los otros mandatarios amenazan con seguir el mismo camino si las primarias abiertas para las legislativas siguen en pie.
De todos modos, el Ejecutivo dejó una puerta abierta para suspenderlas. En las próximas horas emitirá un decreto que habilitará a los legisladores a producir cambios en el cronograma y la organización de los comicios legislativos de medio término. Es decir, “si se alcanzan los consensos”, se podrá suspender por única vez de las PASO. En criollo, le pateó la pelota al Congreso.
Por otra parte, la reforma integral de la salud que pidió Cristina parece enfriarse. Hubo señales en ese sentido. Desde el ala “albertista” del Gobierno, en off, aseguran que “es necesaria pero no es el momento”. Mientras, el presidente Alberto Fernández recibió en la semana a representantes del sector privado, que se llevaron la promesa, al menos, de incentivos fiscales para aliviar un poco la crisis.
Pero el proyecto no se guardó, ni mucho menos. Desde la CGT, sigue la preocupación. Sus principales referentes tuvieron una videoconferencia con el viceministro de Salud de la Provincia, Nicolás Kreplak, entre otros funcionarios, y aseguran que recibieron un borrador sobre los objetivos de la reforma, que creen que está escrito con puño y letra por el Instituto Patria. De ese escrito titulado “Ejes centrales para un programa de salud 2020-2024”, deducen que habría un intento de avance oficial sobre el control del dinero de los aportes. Desde la Rosada niegan que ese sea el objetivo de la reestructuración del sistema único de salud.
La esperanza del campo
Finalmente, tras un largo y preocupante periodo de sequía en las principales regiones productivas del país, llegaron las precipitaciones y trajeron alivio y un cambio de ánimo, no solo entre los productores sino también en el Gobierno, que sin embargo no termina de aceitar su relación con el campo, a pesar de la marcha atrás con las suspensiones de las exportaciones de maíz.
Y este panorama se da en un contexto en donde los precios de los principales commodities agrícolas se dispararon en los últimos meses. La soja siguió cotizando por arriba de los U$S 500 en el mercado de Chicago, el precio máximo en más de 6 años. Estiman que el principal producto de exportación nacional -el salario del país- aporte solo en concepto de retenciones (33%), alrededor de 8.000 millones de dólares a las arcas fiscales este año. Con el trigo y el maíz (que tienen una alícuota de retenciones menor, 12%), que también están en alza en los mercados, calculan que el estado podrá sumar a sus arcas más de U$S 1.000 millones, únicamente en materia de derecho de exportación.
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