Vivimos un día memorable. Al igual que en 2018, cuando por primera vez se discutió en el Congreso la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El Senado era la Cámara que más dudas generaba. Su constitución es menos representativa de la pluralidad de partidos políticos ya que solo hay dos partidos representados a través de mayoría y minoría. A diferencia de Diputados, donde la pluralidad está mejor representada por la capacidad de incorporar a varias minorías, si alcanzan el porcentaje mínimo necesario.
Además, en el Senado, tienen igual representación todas las provincias y allí es donde las que tradicionalmente son más conservadoras tienen mayor peso relativo por esa representación igualitaria y no proporcional a la población.
Este año, si bien hubo menos expositores en ambas cámaras, la participación de distintas iglesias fue mayor: además de la católica, estuvieron las iglesias evangélicas. Esto permitió escuchar voces muy diversas en contra con argumentos originales. También, los representantes de estas iglesias se sumaron en la presión a los y las senadores/as para que se expresaran en contra de la IVE.
En ese sentido, fue novedoso cómo usaron una interpretación muy humana de María y José que pretendían extrapolar a la situación que viven las adolescentes en nuestro país. Esto fue algo que hasta ahora no habíamos oído y que, en alguna medida, es opuesto a la enseñanza de la iglesia católica acerca de la virgen María y de San José. Todo esto hizo aún más compleja la definición de las posturas de cada representante. Así llegamos al día señalado.
¡Hoy podemos decir que se aprobó la ley en el Senado! Este es un gran logro que, además, como se acompañó de la aprobación de la ley espejo llamada 'de los 1000 Días', para apoyar a las mujeres que decidan continuar su embarazo e incluso cuidar a su bebé, hemos conseguido cubrir todas las necesidades que una persona gestante tiene frente a un embarazo. Así, se ampliaron los derechos reproductivos, algo no menor atento a que involucran a toda la sociedad.
Los senadores y las senadoras cumplieron con el fortalecimiento de la democracia. Porque la democracia requiere que se garanticen todos o la mayoría de los derechos humanos. Estos son avances que nos debemos desde 1983, cuando recuperamos la democracia. Seguro que quienes hoy no están, pero lucharon por la vigencia de la democracia plena y el respeto por los derechos humanos, deben de estar celebrando estas leyes. ¡Gracias a todos ellos! ¡Hoy ganó toda la ciudadanía!
(*) Médica, feminista, magíster en Salud Pública (MPH), epidemióloga y especialista en estadística médica, y presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM)
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